El coordinador de las Jornadas Nacionales de Rescate Vertical para Bomberos que se clausuraron ayer, Bernat Escrivá, se mostró satisfecho por el desarrollo de esta iniciativa. «Hemos cumplido con todos los objetivos que nos habíamos propuesto €señaló€ y estamos muy contentos, tanto los compañeros de aquí como los grupos que han venido de fuera. Al menos, es lo que han dicho».

Después de las pruebas de rescate de personas accidentadas en el escenario natural de los acantilados de Sant Miquel que se llevaron a cabo el jueves, ayer las prácticas se celebraron en un entorno urbano, las murallas del parque Reina Sofía, entre los baluartes de Sant Pere y Sant Jaume.

Se formaron cuatro campos de trabajo, dos en la parte superior de la murallas y otros dos en la plaza, con el fin de que pudiesen realizar alguna tarea los 52 bomberos pertenecientes a siete grupos rescate de otros tantos cuerpos, procedentes de ciudades como Huelva, Toledo o Cartagena. «Se han montado más operativos de los que se precisan en realidad en un rescate, para que puedan trabajar todos los compañeros», explicó uno de los responsables del grupo de Ibiza a la consellera de Movilidad y Medio Ambiente, Pepa Costa, que visitó la zona de operaciones.

Al igual que el día anterior en Sant Miquel, las pruebas de ayer consistían en rescatar a dos personas supuestamente heridas, desde un lugar impracticable al que solamente se puede acceder mediante el uso de cuerdas y practicando la escalada vertical.

Se instalaron tres tirolinas, la mayor de ellas de 160 metros de largo, entre los dos baluartes, y un teleférico (tirolina inclinada que llega al suelo desde una cierta altura). Para ocupar a todos los grupos, las dos personas accidentadas fueron transportadas a través de todas las tirolinas.

La verticalidad irregular de la muralla suponía una dificultad adicional al rescate. Según explicó Julián Vega, jefe del Grupo de Rescate Vertical (GRV) del cuerpo de bomberos de Ibiza, si la pared hubiese sido totalmente vertical, la camilla con el accidentado habría subido sola, pero debido a la inclinación que presentan las murallas, se precisaba del acompañamiento de dos bomberos para evitar que el accidentado chocase contra las paredes.

En este caso las dos personas heridas fueron dos mujeres que se prestaron voluntariamente a colaborar y que son las esposas de dos bomberos: María Luisa Pérez, compañera de Julián Vega, y Maria Oliver, de Didac Faus. La primera ya tenía experiencia, ya que el día anterior actuó también como accidentada en las rocas de Sant Miquel. La segunda hacía este papel por primera vez, pero no se amedrentó.

«Me he prestado porque casi me obligaron a hacerlo. Primero me decían que solo me iban a subir cuatro metros, pero esto es mucho más», comentó con simpatía Maria Oliver, antes de iniciarse el primer ascenso desde el pie de la muralla. El equipo que subía a la herida se hacía cargo de ella hasta la parte superior del muro, donde otro grupo pasaba a la acción y la subía a un trípode.

La jornada se clausuró con una comida de despedida al final de las prácticas. Bernat Escrivá asegura que el grupo de Ibiza está interesado en repetir esta experiencia en años venideros, aunque la iniciativa depende de las instituciones implicadas. En esta ocasión han participado, además del cuerpo insular de Bomberos, la conselleria de Patrimonio, el Ayuntamiento, la Policía Local, Emergencias y tres empresas privadas que han colaborado económicamente o bien aportando avituallamiento.