El mundo de Antoni Taulé es heterogéneo y rico en imágenes y signos. Nació en Sabadell en 1945, aunque vive en París desde los años setenta, desde que abandonó la arquitectura para dedicarse exclusivamente a la pintura. Esta revelación profesional la tuvo en Formentera en 1970 y de aquel mismo año data el comienzo de su estrecha vinculación con la isla. Junto al estanque de Marroig tiene su casa, denominada Locus Solus –en homenaje a la novela del mismo nombre de Raymond Roussel– donde pasa largas temporadas. El próximo lunes inaugura una exposición en Sant Francesc, en el Ajuntament Vell y en la iglesia.

—Identidad / Alteridad es el título que ha elegido para esta exposición.

—Entre la identidad y la alteridad hay una parte intermedia, con los valores medios. Como el gris, entre el blanco y el negro. Pero hay que mantener la referencia de los dos extremos para poder mantener el equilibrio. Plásticamente, se trata de una conversación entre la identidad y la alteridad. Todo el mundo comprende bien qué es la identidad. Un poco más complejo es la alteridad, ya que puede ser, no sé, un enemigo, por ejemplo, pero al mismo tiempo puede ser algo que forma parte de nosotros. Cuando comemos una manzana, esta manzana es identidad. Cuando la abandonamos sobre la mesa, ya es alteridad.

—En los cuadros de esta exposición aparecen referencias constantes a cuadros célebres y a artistas de referencia, desde Picasso a Bacon. ¿Se trata también de una conversación con el Arte?

—El hecho de tomar un sujeto conocido, al modo de un icono, como un cuadro de Saura o de Bacon, sirve de contraste para encontrar el fondo, que no es un decorado sino un elemento de diálogo para expresar la identidad y la alteridad. Pero no sólo se trata de arte o de artistas, también hay un simio, una diosa Tanit, etcétera.

—La exposición no solamente se celebra en el Ajuntament Vell. Va a conseguir que en la iglesia de Sant Francesc se celebre por primera vez una exposición de pintura no religiosa.

—Fue una propuesta mía. Como la exposición iba a realizarse en el edificio de al lado, y ya que ambos son tan emblemáticos aquí, pensé que tenía sentido extender la exposición, que pudiera verse en un edificio civil, el Ayuntamiento, y otro religioso, la iglesia. El gobierno y la religión. Me pareció muy simbólico. Aquí, podríamos decir que la identidad se une, civil y religiosa, para vencer o dialogar con la alteridad que está fuera de las costas... Eivissa, por ejemplo, ya sería una alteridad para Formentera.

—Esta identidad de Formentera, que siente como propia, ¿qué ha aportado a su pintura?

—Bueno, para empezar, Formentera hizo que yo volviera a la pintura. Llegué en 1970, para construir, como arquitecto, un complejo hotelero, y terminé abandonando definitivamente la arquitectura para dedicarme solo a la pintura. Yo había ya hecho algunas exposiciones, pero es verdad que la pintura que salió de aquí resultó importante para mí. En 1975 hice ya una exposición en París que se titulaba ´Espacio fuera del tiempo´.

—Y ´Locus Solus´ es el nombre de la casa, un lugar solitario y también fuera del tiempo.

—Sí, le puse este nombre por la novela de Raymond Roussel, que era tío abuelo de mi mujer. Se titulaba así, ´Locus Solus´. Y porque éste es también un lugar perdido donde pasan muchas cosas, donde se da un mundo interior y es autosuficiente.

—Abandonó la arquitectura, pero desde entonces ha estado presente de una manera muy firme en su pintura.

—La arquitectura es para mí antropomórfica. Nuestras construcciones son la imagen de nosotros mismos, de nuestro ADN. Pero pinto estos espacios arquitectónicos porque me sirven para poder entrar en la alteridad. La arquitectura siempre será una alteridad. A mí la arquitectura me daba miedo, no tenía talento sociológico para ella. No tengo concepto del tiempo, no lo puedo concebir.

—Y los individuos que aparecen en estos espacios no parecen habitarlos... Transmiten una gran soledad.

—No, están en oposición. Y transmiten soledad precisamente para dar fuerza a la idea de que para convivir hay que partir de la soledad. De todas formas, el universo está solo. Y esta soledad es plenitud, porque es la unidad. En realidad, el único puerto de salvación es la soledad.

—Otra faceta suya es la de escenógrafo. Pero también en sus cuadros hay escenografías, composiciones teatrales.

—Sí, he recibido encargos sobre todo, para obras de teatro determinadas. Muchos no los he llegado a hacer. El teatro me encanta, aunque es efímero, no como la pintura. Tengo una cierta facilidad para el teatro y he podido conocer desde dentro cómo se organiza. Igual que la ópera o el ballet. Pero a la vez pienso que es un mundo extraño. Para mí es difícil de comprender un mundo que se mueve tanto. El movimiento, para mí, es una señal del tiempo que rompe la soledad.

—El escritor Julio Cortázar se inspiró en esta arquitectura solitaria tan recurrente en sus cuadros para escribir un relato.

—Me sorprendía el personaje, tenía una habilidad para crear mundos insólitos y para machacar el tiempo. Yo le escribí, le envié unas fotos de mis cuadros, y él, en vez de escribir un texto sobre mi pintura, escribió el relato ´Fin de etapa´, que es una definición exacta de mi vida. Se pensaba que yo era un hombre mayor, porque cuando vino a mi casa y le abrí la puerta, se quedó sorprendido y dijo que se había equivocado... Vio mis cuadros después de haber escrito el relato, lo que él había visto antes eran reproducciones fotográficas. Luego él contó también en entrevistas el origen del relato, aunque solía decir que había visto los cuadros antes de escribirlo, pero lo cierto es había visto fotos, los cuadros los vio después.

—Existe la idea de una fundación en Formentera.

—Sería el destino de ´Locus solus´, reunir una serie de actividades multidisciplinarias y editarlas en cine. Poetas, antropólogos, geólogos, artistas... Este lugar es muy especial, pues ya estuvo habitado hace cuatro mil años, el monumento megalítico de Ca Na Costa se encuentra aquí al lado, es un espacio estratégico muy interesante. Una de las primeras cosas que queremos hacer es publicar la traducción al catalán de la novela ´Locus Solus´, de Roussel. Será la primera traducción al catalán de esta novela. La geología ocuparía también un lugar importante en estos encuentros, pues este espacio, junto al estanque, constituye un enclave de gran interés desde este punto de vista, como se sabe.