Causa admiración observar el apasionamiento que pone Antonio Isasi-Isasmendi al referirse al Festival Internacional de Cine de Ibiza, cuya quinta edición se celebró la semana pasada en Santa Eulària. Un entusiasmo que contrasta con el tonillo de desasosiego próximo a la desesperación que impregna, en cambio, el discurso, mucho más realista que romántico, de Xavier Benlloch, precisamente el director de un certamen que, por motivos diversos, no ha encajado todavía en la sociedad insular, ni siquiera entre el colectivo de aficionados a la pantalla grande. Otro defensor del proyecto, el crítico Carles Fabregat, se queja de los «pocos rodajes» que se llevan a cabo en las Pitiusas, circunstancia que no se debe a la ausencia de escenarios naturales de impacto sino al déficit casi absoluto de infraestructuras.

La cuestión es quejarse, por aquello de que el río, si lleva agua, habrá de sonar, tarde o temprano. Así que, ayer por las mañana, en la cafetería de un céntrico hotel de Vila se reunieron estos tres amantes del séptimo arte para hablar de eso, de cine. A medio camino entre la rueda de prensa, la tertulia de sobremesa y el encuentro informal, los susodichos aprovecharon la presencia de los medios informativos locales para reflexionar acerca del hoy y, en especial, del mañana del también denominado Ibiza International Film Festival. Y, claro, salieron a relucir los viejos fantasmas de las anteriores convocatorias, fobias que se resumen en un axioma: «somos el festival más pequeño de España y trabajamos con el 10% del presupuesto del penúltimo». Hablando en plata, que no hay dinero suficiente para levantar la cosa y ello se justifica en la carencia de ayudas institucionales y apoyo social. «Ibiza necesita un festival y el festival necesita a la isla». La primera de las frases citadas pertenece a un consternado Benlloch, que se explayó a gusto sobre los estrechos márgenes económicos en los que se desarrolla el milagro cinematográfico de cada primavera. La segunda, mucho más emotiva, corresponde a un solidario y colaboracionista Isasi, quien no comprende que la isla no se vuelque en el certamen. El realizador de ´Las Vegas 500 millones´ no puede concebir que, entre Ibiza y su niña bonita, no se reproduzca la comunión que ya han establecido, por ejemplo, la ciudad de Málaga y su Festival de Cine Español. Entonces Benlloch no se aguantó las ganas de añadir que, al principio, la capital andaluza recurría a los jubilados del Imserso para meter público en las salas de proyección. Pues eso. El jefe pidió, reclamó, «más implicación institucional». O sea, más dinero.

De esta manera, y apurados ya los cafés, el máximo responsable del evento hizo una valoración «muy positiva» de su quinto retoño, al margen de «algunos problemas». Se estaba refiriendo a las incomparecencias de Val Kilmer y Naomi Campbell, que «no empañaron el funcionamiento», aunque irritaron a los periodistas, desde luego. En cuanto al affaire de la supermodelo, Benlloch aseguró que «nunca la anunciamos» para el festival. «Nos dijeron que había reservado mesa en el local de la fiesta de entrega de premios», argumentó a modo de excusa. Y en relación al famoso actor californiano, el tema es aún mucho más sencillo: había aceptado presidir el jurado y finalmente no acudió a la cita, según la versión de los organizadores. «El año que viene invitaremos a dos o tres figuras para que, al menos, caiga una», ironizó. De paso, y dado el interés expresado en la mirada de los informadores que asistieron al acto, ya insinuó la posibilidad de que, en 2012, venga Francis Ford Coppola: «Queremos traerlo para que se reencuentre con su amigo Isasi», avanzó.

Sin embargo, durante esta charla a tres bandas hubo momentos para la esperanza. Fabregat, siempre optimista y de buen rollo, se puso a defender allò que és nostre: «Debemos apostar, seguir apostando, por el cine hecho en las islas», afirmó. Cabe señalar que el festival consta de la sección Balearic Spirit, dedicada a cortometrajes producidos por residentes en el archipiélago. En este sentido, el director del centro cultural Can Ventosa ensalzó la trayectoria de Carmen Vidal, cineasta ibicenca vecina de Nueva York. Un detallazo el suyo que se encargó de rematar el propio Isasi al glorificar las «fantásticas películas» de David Marqués, otra estrella autóctona. A estas alturas del encuentro tridimensional, a Benlloch ya no había quien lo contuviese: «Queremos montar un pequeño centro para la promoción del cine insular» y «nos planteamos como objetivo la dotación monetaria de la sección de cortos de Balears». Ardían los bolígrafos de la prensa. En resumen, «pretendemos alcanzar una mayor entidad. Hay que crecer y, para ello, necesitamos más apoyos». «Como sucedió con la moda Adlib», intercedió Isasi.

Con Antonio empezamos y también terminamos. Antes del inicio de las lamentaciones, se exhibió un vídeo en el que Francis Ford Coppola, el cuarto protagonista de la matinal, saludaba de forma cariñosa a su colega español. Isasi relató cómo surgió su relación de amistad, ya lejana, y rememoró anécdotas de su intercambio vital y profesional: «Le busqué un sitio tranquilo, una habitación de hotel, en Lloret de Mar [localidad de la Costa Brava], donde escribió el guión de ´La conversación´ (1974), film que ganó después la Palma de Oro de Cannes». Las batallitas del veterano director prologaron un diálogo que luego nos dejó a todos un cierto sabor a amargo.