La explanada junto al Palacio de Congresos de Santa Eulària acogió anoche una gran fiesta en el tercer concierto de la banda donostiarra La Oreja de Van Gogh en la isla, al que acudieron unas 7.500 personas, según los organizadores. Conquistar a sus fans, ya entregados de antemano, fue fácil, pero el grupo también convenció a algún que otro acompañante menos entusiasta. La energía y simpatía de los cinco vascos derribaron barreras desde el primer tema de la cita, ´Más´, seguido de ´Muñeca de trapo´. El grupo ibicenco Rels precedió a la banda.

El anunciado repaso por las canciones más significativas de su carrera se intercaló con temas acústicos entre los que brilló ´Jueves´, que generó uno de los momentos más emocionantes de la noche.

Las lágrimas corrían por las mejillas de los incondicionales de la banda mientras Leire Martínez cantaba: «Si fuera más guapa y un poco más lista/Si fuera especial, si fuera de revista/Tendría el valor de cruzar el vagón/Y preguntarte quién eres». En el concierto quedó patente que, a pesar de un cambio tan significativo como el de la vocalista en 2008, el grupo mantiene su esencia y el estilo que los encumbró con ´El viaje de Copperpot´. Leire, ataviada con un vestido negro, mallas y botas del mismo color, se fue ganando al público con un repertorio de guiños, besos, sonrisas y miradas cómplices con las que dio el punto justo de aliño a su voz. Gritos de «¡guapa, guapa!», llegaban de todas partes, especialmente desde las primeras filas, donde estaban los fans más fieles, muy jóvenes, apostados en las inmediaciones del recinto desde primera hora de la tarde.

´El último vals´, ´Rosas´, ´Cuéntame al oído´, ´Puedes contar conmigo´, ´París´ o el alocado ´Pop´ se fueron desgranando a lo largo del concierto, en el que Xabi, Harizt, Álvaro, Pablo y Leire dejaron un muy buen sabor de boca a sus seguidores.

El Ayuntamiento puso a disposición de los asistentes un trenecito turístico que trasladó a parte de ellos al centro del pueblo al finalizar el evento. «De esta manera pueden dejar el coche aparcado junto al Palacio de Congresos, ir a tomar algo y volver a la una o dos de la madrugada tranquilamente», explicó el concejal Salvador Losa, que recordó que se cerró la calle Jaume I para que los locales pudieran sacar mesas a la calle y permanecer abiertos hasta pasadas las dos de la madrugada.