La cuidan con cariño y respeto. Guardan en una maleta antiquísima sus enseres. Peines, horquillas, alfileres para el manto... Pero es en un banco donde se guardan sus joyas: una decena de rosarios donados por familias de la isla, auténticas maravillas de filigrana en plata, varias medallas y crucifijos. «Este año nos han regalado cuatro rosarios más y cada año se coloca uno diferente en la mano de la Virgen», explica Conchita Palau, secretaria de la cofradía, mientras despliega las piezas sobre el altar de la Catedral y sus compañeras terminan de vestir y peinar a la Virgen. Señala una medalla muy antigua: «Se la regaló el teniente general Gotarredona a la Virgen», explica, y muestra una cruz mallorquina «que sólo se pone a la Virgen en Viernes Santo y que, a su vez, regaló la hermana de Gotarredona, que era una de las camareras de la Virgen», añade Palau.

Las actuales camareras o damas de honor de la Virgen son Loli Aragón, Neus Tur, Ángeles Díaz, Angelines Jiménez y la ya mencionada Conchita Palau. Todas ellas se acuerdan estos días de María des Cubano que tiene ya noventa años y no puede acudir a vestir a la Virgen como ha hecho durante años.

Mientras las mujeres desvisten a la Virgen en un lugar discreto, al fondo del altar, los hombres de la cofradía esperan fuera a que esté ´visible´ de nuevo para preparar el trono. Cuando les invitan a acceder al templo, la imagen está completamente vestida. Aseguran que el paso no pesa mucho y que la mayor dificultad consiste en bajar por las sinuosas calles de Dalt Vila, pero, sobre todo, sortear los cables de luz y teléfono que cuelgan entre las calles. «Tenemos que llevar a dos cofrades con unas varas para apartar los cables, creemos que el Ayuntamiento podría arreglar este tema», se queja uno de los cofrades. Serán doce hombres llevando la imagen este año. «Hace dos años estaba todo Dalt Vila en obras, aquello fue una proeza», recuerdan. Conchita Palau lo ratifica: «Fue un auténtico Viernes de Pasión», asegura. El año pasado, la lluvia también les dio un buen susto. «Esperamos que este año no haya sobresaltos», dicen.

«Está guapísima»

Angelines y Loli se cogen del brazo para contemplar el trabajo hecho. «Está guapísima», dicen estas dos mujeres, que eran vecinas de Dalt Vila hasta que vivir en el barrio se volvió cada vez más incómodo. Confiesan que la noche del Jueves al Viernes Santo no duermen bien. Están pendientes del tiempo, de que no le falte nada a la Virgen. Le dan un último repaso a cada uno de los alfileres que sujetan el manto.

La Virgen Dolorosa comenzó a participar en procesiones en el año 1947, aunque la talla se compró en el año 1944. El impresionante manto tiene 65 años y fue un regalo de varias mujeres ibicencas. «Fue bordado en oro y precisamente ahora estamos buscado la historia del manto», explica Palau. «El año pasado le cayó todo el chaparrón encima y lo hemos estado cuidando mucho para que no se estropee», añade.

Hace años la tradición marcaba que los solteros y los estudiantes fueran con la Dolorosa en procesión y los casados con el Cristo Yacente, que es la otra cofradía de la Catedral. «Con los años fue cambiando la costumbre y ya no existe esta distinción. Además, hoy en día la proporción entre hombres y mujeres es similar en nuestra cofradía», asevera la secretaria de la hermandad.

El triduo a la Virgen comienza hoy: tres oficios religiosos que concluyen el viernes con una misa sonada a las 20 horas en la Catedral con la bendición de los nuevos faroles guía -adquiridos en Valencia- y la procesión acompañados por los Xacoters de sa Torre.

Este año, además, la cofradía -que preside Vicente Tur Roselló- irá a Sant Josep para participar en la procesión de Jueves Santo. «Nuestro presidente anterior, el ya fallecido Bartolomé Escandell, Bartolo ´el de las flores´, tenía especial ilusión por sacar la Virgen de los Dolores el Jueves Santo en Sant Josep y este año lo cumplimos. Nos acordamos mucho de él», confiesa la secretaria. Además regalarán a la imagen de la Virgen josepina uno de los rosarios donados: el que llevó en su comunión una de las devotas de la Virgen.

El Domingo de Resurrección se desvestirá de nuevo la imagen para ponerle la ropa de diario. Las monjas guardarán el manto con mimo hasta la próxima Semana Santa.