La consellera balear de Comercio, Industria y Energía, Francesca Vives, confía en que la derogación de la moratoria que impide la apertura de grandes superficies comerciales, prevista en octubre, una vez que se apruebe la Ley de Comercio, no provocará la apertura indiscriminada de este tipo de establecimientos en la isla. «Da la sensación de que habrá un ´boom´, pero yo me lo quitaría de la cabeza», dijo ayer en Ibiza la consellera, quien, no obstante, señaló acto seguido que habrá que «esperar para ver cómo se desarrollan los acontecimientos».

Vives reconoció que «hay proyectos parados», aunque apuntó que no podía precisar cuántas empresas pueden estar interesadas en tramitar la licencia autonómica para abrir un comercio de estas características. También explicó que tras la aprobación de la Ley de Comercio no se podrá poner pegas a la apertura de tiendas ni centros comerciales en los cascos urbanos atendiendo a criterios económicos.

La moratoria impide la apertura de una tienda de 80 metros cuadrados, por ejemplo, en función del número de trabajadores de la compañía. «Ahora esto desaparece. Se pueden poner trabas por criterios ambientales, territoriales, de derechos de los consumidores, pero no económicos. Ya no se podrá prohibir a una empresa que pueda abrir un local por tener 2.000 trabajadores. Lo prohíbe totalmente la directiva europea de servicios», conocida como directiva Bolkestein. En Ibiza se prevé desde hace tiempo la apertura de una tienda Zara y de un Mercadona, como ya publicó este diario.

Otra cosa son las grandes superficies comerciales fuera del caso urbano, cuya autorización será más complicada. «La Ley [de Comercio] fomenta el comercio urbano. No será fácil, sino más bien prácticamente imposible, abrir grandes superficies en suelo rústico. Prácticamente no se podrán abrir», advirtió en referencia a «las leyes urbanísticas», que, según dijo, también «limitarán» la implantación de este tipo de negocios.

La consellera destacó una vez más que inicialmente el Gobierno pretendía que las grandes superficies comerciales tuvieran una superficie mínima de 2.500 metros cuadrados, pero que finalmente se ha logrado que Balears rebaje dicha superficie mínima a 700 metros en Mallorca, 400 metros en Ibiza y Menorca y 200 en Formentera. Para abrir comercios de estas dimensiones, los empresarios se verán obligados a tramitar la licencia autonómica, explicó Vives, quien, por otra parte, señaló que confía en que el PP vote a favor de dicha ley y se apruebe en el Parlament por «lectura única», lo que acortará los plazos. Confía en que en octubre ya pueda entrar en vigor. Asimismo, la consellera destacó el alto grado de consenso de dicha ley, puesto que en el Consell Asesor de Comercio, integrado por todo el sector, sólo los representantes de las grandes superficies votaron en contra.