«Que sea un uso frecuente y que no se esté cubriendo una necesidad». Ésas son las claves que da la psicóloga Ana Pallás para determinar cuándo ir de tiendas y comprar ropa puede pasar de ser una actividad ´social´ a una adicción.

Para Pallás, que apostilla que la adicción a las compras no es «una demanda muy habitual de los adolescentes», el abuso a la hora de comprar ropa «no deja de ser una conducta compensatoria; se están un poquito consolando con otra cosa».

Aunque las tiendas consultadas para este reportaje -en Stradivarius y Pimkie rechazaron participar y en Bershka no fue posible- sostienen que las adolescentes que acuden a los comercios suelen probarse mucho y gastar muy poco, lo cierto es que los bajos precios de las prendas anima a las chicas a adquirir sin que en algunos casos haya una necesidad real.

«En mi clase hay chicas que van cada día con una ropa distinta y que gastan mucho dinero; incluso a veces no llevan los deberes y cuando los profesores preguntan dicen que la tarde anterior habían estado de compras por Vila», cuenta un adolescente.

Pallás destaca que «el tema de la moda está muy en auge» y subraya que en la actualidad, en muchos comercios -sobre todo las franquicias que más visitan las adolescentes y jóvenes- las prendas son «muy económicas» y que esto favorece que puedan comprar pese a su inicial falta de recursos económicos, una cuestión que ya depende de las familias.

«Esto no lo teníamos en otras generaciones, lo de poder comprar por cinco euros o gastarte poquito dinero», explica la psicóloga, quien sostiene que eso también alimenta la idea de que todo es «de usar y tirar»: «Todo lo queremos cambiar rápido».

La experta también pone el acento en las compras por Internet, que «están aumentando y aumentarán», donde el acceso «es muy fácil, al alcance de cualquiera» y es más sencillo «crear una necesidad donde no la hay».