En la media hora que duró la presentación ayer de los contenedores de Vila, tanto la concejala Montse García como los técnicos de Medio Ambiente fueron testigos de una sucesión de casos de su mala utilización. Un niño dejó su bolsa en el contenedor gris fuera de horas sin ningún miramiento, una señora mayor dejó prendida una prenda de ropa desechada en el orificio para discapacitados y en el contenedor azul alguien soltó varios envases, entre otros casos edificantes.