Son un riesgo para la salud pública y están mal informados. El estudio sobre los comportamientos de riesgo entre los jóvenes británicos que trabajan en la isla pone en evidencia una alarmante falta de precauciones en un colectivo influyente sobre las prácticas que harán en la isla sus compatriotas de vacaciones. De hecho, los autores citan otros estudios que han contrastado ya el peso de este colectivo a la hora de influenciar el comportamiento de los visitantes, promoviendo «excesivo consumo de alcohol y drogas y actividades sexualizadas».

Por ello consideran clave la labor de prevención de riesgos en este colectivo, ya que solo el 34,1% de ellos recibieron algún tipo de información sobre salud y consumo de sustancias y menos de un tercio visitó a un médico u hospital durante su estancia en la isla (de una media de 10,3 semanas).

Un ejemplo de estas carencias está en la falta de percepción del peligro tras una práctica sexual de riesgo. De la mitad que en algún momento mantuvo relaciones sin preservativo, solo el 14,3% se sometió a una revisión tras el contacto. El 82% contestaron que se harían un chequeo tras volver al Reino Unido. «El retraso en realizarse una revisión de salud sexual en un entorno altamente sexualizado favorece la rápida extensión de las enfermedades de transmisión sexual», advierte el estudio, y más en el caso del colectivo «clave» de los trabajadores.

Casi todos llegan a la isla sin pareja (86,5%) y la mayoría de sus relaciones sexuales son con otros trabajadores de temporada y con turistas de su país, aunque un tercio de contactos sexuales fueron con otras nacionalidades y en un 18,3% de ocasiones, con residentes en la isla. Así, los investigadores apuntan al «alto riesgo» de propagación de enfermedades de transmisión sexual de este grupo.