El informe de laboratorio de Salud Pública, que fue presentado en el marco de las VI Jornadas de Medio Ambiente organizadas por la Sociedad de Historia Natural de Balears, pone de manifiesto que la periodicidad quincenal con la que se toman las muestras de aguas en las playas pitiusas (la normativa solo obliga a realizar ocho controles durante la temporada de baño aunque el año pasado se hicieron 10) hace que el número de incidencias detectadas sea más reducido.

El estudio, que analiza los datos desde un punto de vista ecológico y no únicamente desde la perspectiva de la normativa vigente, apunta que los episodios de contaminación son de escasa duración y desaparecen en pocos días ya que la vida de los colis y enterococos (parámetros que se observan) en el agua es muy limitada.

De las 92 situaciones anómalas registradas entre 2008 y 2012 solo un 4% se mantuvieron pasadas 72 horas y al menos un 76% se habían normalizado tras 48 horas.

Las incidencias que se producen fuera de los únicos dos días al mes que la conselleria toma muestras suelen escapar a su registro ya que, según detallan desde el laboratorio, en ocasiones las administraciones no informan a Salud de las anomalías o lo hacen cuando han pasado tantas horas que en el momento de tomar la muestra solicitada los parámetros ya se han normalizado.

Los técnicos aseguran incluso que a menudo tienen conocimiento de los problemas existentes en las playas a través de los medios de comunicación o de las llamadas telefónicas de los vecinos afectados solicitando análisis microbiológicos.

Durante 2007, año en que de manera excepcional se realizaron muestreos semanales en todos los puntos contemplados, el número de incidencias detectadas aumentó. De estas constataciones es fácil deducir que el número actual de anomalías informadas es inferior a las que en realidad se producen en las playas pitiusas sin que, por su corta duración, quede constancia en la conselleria de Salud.