El descubrimiento surge de la preocupación de una madre diagnosticada de cáncer que temía haber transmitido la enfermedad a su bebé por la leche materna. Eso no es posible, pero sugirió una idea a los investigadores del Instituto de Oncología de Vall d'Hebron. Analizaron la leche que la mujer había congeladado 18 meses antes del diagnóstico por imagen y comprobaron que ya existía ADN del tumor. Los investigadores proponen que este hallazgo sirva para hacer un diagnóstico precoz del cáncer de mama para mujeres con predisposición genética a estos tumores y para todas las madres mayores de 40 años. Las mujeres diagnosticadas en el embarazo o el posparto tienen peor pronóstico: los tumores se suelen detectar tarde, ya que por la edad no entran en los cribados y los cambios fisiológicos de la mama camuflan los síntomas.