El frigorífico es el electrodoméstico más esencial de nuestro hogar. Nos permite almacenar alimentos durante varios días y su función es indispensable. Podemos decir sin temor a equivocarnos que es uno de los inventos más importantes desde el nacimiento de la electricidad.

Cuando hace mucho calor, como en estas semanas, su función se vuelve aún más fundamental. No sólo para el almacenamiento, sino también para la refrigeración. Sin embargo, para que funcione de forma óptima, hay que tomar algunas precauciones.

No sólo por la comida, sino también para no malgastar una energía preciosa que luego podría reflejarse en las facturas. En este preciso momento de la historia, que ya es difícil de por sí, sería muy grave no prestar atención a este aspecto. Por lo tanto, tenemos que actuar sobre un parámetro en particular. La temperatura en el interior. Ajústelo de forma óptima para no consumir un exceso de energía y no estropear los alimentos por estar demasiado "calientes" o demasiado fríos. El mando de la temperatura es la herramienta sobre la que tendremos que actuar para encontrar el óptimo y asegurarnos de que se cumplen ambos objetivos.

Primero, sin embargo, una premisa necesaria. Debemos saber que nuestro frigorífico funciona dentro de una cocina que influye en su temperatura. No debemos pensar que el contexto en el que se encuentra lo hace inmune a todo. Por ejemplo, tener o no tener un aire acondicionado que enfríe la habitación es definitivamente un factor importante a conocer. Tener 30 grados en la casa o 25 también cambia significativamente el funcionamiento del refrigerador.

No sólo eso, su uso también es importante. Abrirlo y cerrarlo con cierta continuidad provoca grandes cambios de temperatura, aunque hagamos la operación en pocos segundos. El calor que llega del exterior, de hecho, entra rápidamente y cambia las condiciones del interior.

En consecuencia, una vez conocidos estos dos aspectos, ¿cuál es la temperatura de funcionamiento adecuada? En los modelos más clásicos, el mando indica una elección del 1 al 5. Cuanto más alto sea el valor, más fría será la nevera. En verano, por lo general, hay que ponerlo en el número 4. También podríamos aventurarnos un poco más hacia el 5.

Es mucho más fácil para los que tienen frigoríficos modernos que indican la temperatura en la pantalla. En este caso, nunca te equivocarás poniéndolo a 4 grados.

He aquí, pues, la temperatura correcta del frigorífico para evitar que los alimentos se estropeen y aumentar el consumo en la factura. Un pequeño truco para que nuestro electrodoméstico funcione a la perfección. También es importante cuidar adecuadamente a su hermano menor, el congelador, que podemos descongelar fácilmente con dos simples ingredientes.