La UD Ibiza logra una remontada agónica ante el Melilla para volver a creer

4-3. Un gol de Arroyo a cinco minutos para el final lleva el éxtasis a Can Misses y rompe una racha de ocho jornadas sin ganar

Rubén J. Palomo

Rubén J. Palomo

Agónico. Insufrible. De infarto. Con enormes dificultades y apelando a la heróica ha conseguido al fin la UD Ibiza romper su racha de ocho partidos sin ganar con un triunfo in extremis sobre el Melilla por 4-3. La escuadra de Guillermo Fernández Romo ha necesitado recurrir a todas sus armas para remontar a un equipo en descenso y poner fin a una terrible dinámica que había hecho tambalear todos los cimientos de la entidad. En un extraoridnario final de encuentro de Suleiman, ha sido Arroyo quien a cinco minutos para el final ha obrado el milagro con un gol triunfal que ha hecho estallar el banquillo local.

La UD Ibiza asumió el control del balón ante un Melilla metido atrás en bloque bajo, con las líneas juntas para evitar el primer arreón del conjunto celeste. En esos primeros minutos, Javi Jiménez y Obolskii encontraron algunos espacios por el perfil zurdo que no supieron explotar por la precipitación y la falta de acierto en la ejecución. Así, fue el melillense Víctor Morillo el que a los 11 minutos protagonizó el primer disparo a portería para culminar un contraataque con un remate forzado al que respondió Sequeira por bajo. El guardameta tico volvió a la titularidad en un equipo inicial en el que repitieron Olabe y Arturo Molina. 

Al filo del minuto 20 el cuadro ibicenco tuvo una doble ocasión clarísima para abrir el marcador, pero primero Moisés sacó bajo palos el cabezazo a bocajarro de Soko y después Obolskii estrelló su remate en el larguero para defibir el pase de la muerte de Medina. Dos jugadas bien hilvanadas por un Ibiza que atacaba con tanta decisión como causaba estragos en tareas defensivas. Y es que el Melilla gozó de varias transiciones peligrosas tras pérdida del equipo local y de una acción a balón parado que remató completamente solo Moisés por encima del travesaño.

Los de Romo necesitaban abrir la lata y lo consiguieron en el minuto 27 tras otra buena apertura a banda de Olabe para Javi Jiménez. El zurdo cedió atrás para el remate de Gallar y Soko, en boca de gol, desvió el balón lo justo para batir entre las piernas a Salcedo (1-0). 

Pero la alegría duró lo que un abrir y cerrar de ojos, cuando tras el saque de centro Siddiki rompió la espalda a Escassi y fue derribado por Sequeira sin necesidad. El costarricense, pasado de vueltas, metió una mano absurda porque el delantero visitante se había escorado demasiado en su regate y el balón posiblemente se marchaba fuera. El propio Siddiki no perdonó desde el once metros y puso el empate para neutralizar al momento el tanto celeste (1-1, min. 30).

En los minutos siguientes estuvieron muy cerca de marcar Javi Jiménez, con un potente disparo al lateral de la red, y Gallar, con un chut raso y ajustado que desvió a córner Salcedo con una mano salvadora. Pero las cosas estaban a punto de tornarse a negro antes del descanso y, tras otro remate de Morillo a la contra, Siddiki culminó la remontada del Melilla en otro contragolpe concedido por una pérdida celeste en medio campo. El delantero ganó la espalda de la defensa y superó con facilidad a Sequeira en el mano a mano (1-2, min. 43).

Segunda parte de infarto

Con las novedades de Monjo, por un renqueante Pepe, y de Rubén por Arturo Molina saltó la UD Ibiza al segundo tiempo dispuesto a darle la vuelta a la situación. Y lo intentó al prinicipio con más voluntad que eficacia el equipo de Romo, que solo tardó 10 minutos en retirar a Olabe dando entrada a Suleiman en un movimiento netamente ofensivo. La respuesta fue inmediata y un pase filtrado de Soko lo aprovechó Obolskii para cruzar el esférico y batir a Salcedo con un remate ajustado al palo (2-2, min. 60).

La UD Ibiza cercaba con insistencia la portería rival mientras el Melilla hacía todo lo posible por perder tiempo. Poco después del empate, los celestes tuvieron una doble ocasión de anotar con sendos remates a bocajarro de Rubén y Sulei que desbarató la zaga en boca de gol. Más clara todavía fue otra ocasión de Sulei en el minuto 68 tras una buena maniobra de Obolskii, pero el extremo catalán mandó el balón a las nubes de forma inexplicable. Tanto perdonó el equipo ibicenco que la única llegada del Melilla aprovechando otra pérdida no forzada se transformó en el 2-3 por mediación de José Enrique, que remató libre de marca desnudando de nuevo las vergüenzas de la zaga celeste (min. 72).

Can Misses enmudeció y tardó en reaccionar a la enésima sacudida sufrida por el equipo. Hasta que los de Romo volvieron a tocar a rebato. A 10 para el final, Salcedo se vistió de héroe para sacar una mano prodigiosa y despejar al larguero una falta directa de Gallar desde el borde del área, y un minuto después el propio Gallar consiguió el empate al remachar una asistencia de Sulei tras desbordar por banda (min. 81). El clímax llegó cinco minutos después cuando de nuevo Sulei, protagonista indiscutible en esta recta final, volvió a percutir con calidad por el costado zurdo y su picada ante Salcedo la remachó a gol Arroyo para llevar el éxtasis al coliseo celeste y completar la agónica remontada celeste.