Protestas en Cantabria: «No queremos ser la próxima Ibiza del norte»

El desorbitado precio de la vivienda, la masificación turística y el calor extremo explican un fenómeno en auge: el éxodo estival al norte de España de los isleños que pueden permitírselo. El grupo inversor de Mallorca AB Capital proyecta 24 chalés unifamiliares entre los pueblos cántabros de Loredo y Langre, «en los que hay insulares interesados».

Playa de Langre, en Cantabria. |

Playa de Langre, en Cantabria. |

El fenómeno no es nuevo, pero va en aumento. Cada vez más isleños huyen de la masificación en Balears para veranear en el norte de España: «El clima es mejor, los precios acompañan y se ajustan más a nuestros sueldos y es posible ir a la playa sin que esté saturada o cenar en un restaurante sin tener reserva», explica Ignacio Fiol, empresario mallorquín que lleva dos años disfrutando de los estíos cántabros. «En Cantabria vemos ya a muchos mallorquines que buscan segundas residencias ante los disparados precios de las casas en Mallorca», asegura. Gemma Martín, agente de la inmobiliaria cántabra 33 Elefantes confirma el interés de los baleares por la región. «Hemos tenido clientes de las islas tanto para comprar como para alquilar. Está de moda venir aquí. Hay proyectos inmobiliarios nuevos e incluso la posibilidad de un campo de golf en la zona», dice.

Ignacio Fiol, CEO de AB Capital, frente al solar de Loredo donde levantarán 24 viviendas. |

Ignacio Fiol, CEO de AB Capital, frente al solar de Loredo donde levantarán 24 viviendas. | / REDACCIÓN

Fiol, también CEO de AB Capital, relata su propia experiencia: «El primer año estuvimos en un hotel y el segundo ya alquilamos una casa, al igual que este próximo verano». Este emprendedor está al frente de un grupo inversor que desarrollará una promoción inmobiliaria en Cantabria, en concreto entre Loredo y Langre, en un solar donde está previsto construir 24 unifamiliares: «Aclaro que es un proyecto que no tiene nada que ver ni con el campo de golf ni con el complejo turístico frente al que han protestado los vecinos», sostiene. «Nosotros tampoco queremos un campo de golf, querríamos una zona verde», indica. Hay que recordar que recientemente residentes de los dos pueblos se manifestaron contra el golf y el hotel: «Para evitar la masificación turística, porque no queremos ser la próxima ‘Ibiza del norte’».

Los chalés que AB Capital sacará a licitación para empezar su construcción no saldrán a la venta, «porque quedarán en manos de los inversores, entre ellos hay mallorquines interesados. Si damos el sus al proyecto, es porque habrá detrás o capital latinoamericano o del norte de Europa», apunta.

La empresa mallorquina también posee un pequeña participación en el establecimiento Camino Real de Selores, un hotel con encanto ubicado en Cabuérniga. «Ahora tenemos la oficina en Torrelavega y la vamos a trasladar a Santander», explica Fiol.

La urbanización que proyecta en Cantabria se ha puesto en marcha en colaboración con gente local: «Respeta el entorno, será un lugar donde me encantaría pasar las vacaciones, un paraíso donde lo que menos queremos es la masificación», sostiene el empresario, quien rechaza el modelo turístico que se ha desarrollado en Mallorca y Ibiza. «Las casas que haremos mantendrán el carácter de la cabaña indiana y detrás estará el despacho mallorquín CMV Architects», detalla. «Tener una segunda residencia en estas mismas condiciones en Mallorca es muy complicado, ya no es posible. Los precios son inalcanzables. En primera línea en Pollença, el metro cuadrado cuesta entre 12.000 y 14.000 euros; en Santanyí o la Colònia de Sant Jordi, en Son Serra de Marina o en la Colònia de Sant Pere sucede algo similar o directamente ya no hay oferta», lamenta.

«En esta zona de Cantabria, en el municipio Ribamontán al Mar, se puede montar a caballo disfrutando del entorno, practicar surf, la gastronomía es única y los precios son asequibles a nuestro nivel de vida», comenta.

Marta, que prefiere no revelar su apellido, es otra mallorquina que veranea en Cantabria y que acaba de comprarse una casa allí. «El tema es que yo tengo familia en la zona, pero es cierto que estamos cansados de la masificación de Mallorca. No quiero contribuir a que se masifique el norte de España, pero es que en la isla es imposible comprarse o alquilar una segunda residencia», opina. Reconoce que sí ha notado un aumento del turismo en las tierras cántabras. «Hay bastante turismo nacional y sí has de empezar a reservar en los restaurantes. Los precios no son como en la isla, pero no es cierto el mito de que te puedes comprar una casa por 70.000 euros. En la zona de la costa, los precios no son precisamente bajos», advierte. «El clima es más agradable, por las noches se puede dormir en verano, se necesita edredón, pero también está cambiando. El agosto pasado un día hizo 40 grados y allí lo llevaron muy mal. Los ganaderos están muy preocupados también por la falta de lluvias», cuenta.

El escritor mallorquín Pere Perelló i Nomdedéu veranea desde el año pasado en Torrelavega, junto a Santander. En su caso, intercambia casa con unos amigos. «No vamos a hoteles ni a apartamentos turísticos, no queremos contribuir a esa industria y maquinaria extractiva. En nuestro caso ha venido así y tenemos esta oportunidad. En verano huimos del calor y del turismo masivo de Mallorca. Allí podemos pasar un verano tranquilo, en playas que no están masificadas y con precios asequibles. Hay zonas donde aún te puedes hacer un vino blanco por 0,70 euros y encima te lo sirven con tapa».

Los vuelos entre Mallorca y Santander también han subido de precio. Y las conexiones han aumentado, señal de que hay demanda. El presidente de Aviba Pedro Fiol explica que a partir del 24 de junio se activarán tres vuelos por semana y que existe un creciente interés por visitar la zona por parte de los isleños.

Suscríbete para seguir leyendo