'Big data' sanitario

Compartir datos de miles de pacientes europeos: el próximo reto para ganar la batalla al cáncer

España tiene potencial para liderar el Espacio Europeo de Datos Sanitarios pero tiene que superar "múltiples limitaciones", como que todas las comunidades autoricen compartir la historia clínica

La pyme no necesitan tanto el Big Data como la gran empresa.

La pyme no necesitan tanto el Big Data como la gran empresa. / Europa Press

Patricia Martín

La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA), las dos grandes entidades que agrupan a los médicos y científicos especialistas en tumores, han reclamado este lunes, con motivo del Día la Innovación en Cáncer, que España se incorpore y sea parte integral de la construcción del Espacio Europeo de Datos Sanitarios, que está en proceso de construcción.

Como la incidencia del cáncer va al alza debido, sobre todo, al envejecimiento de la población, una de los vías para lograr la meta de que la supervivencia europea alcance al 70% de los enfermos en 2030 consiste en compartir los datos médicos de miles de pacientes. Un ‘big data’ sanitario destinado a triple función: mejorar el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de los pacientes oncológicos a través de la medicina personalizada; lograr avances colectivos en la investigación contra los tumores y que el enfermo sea dueño de sus datos sanitarios y pueda ser atendido en cualquier hospital de la UE, gracias a que la historia clínica sea compartida.

El Espacio Europeo de Datos Sanitarios, que todavía está en proceso de implementación dado que es muy complejo y, de momento, no hay una fecha de cuándo estará listo, puede beneficiar especialmente a los pacientes de cáncer porque en la práctica asistencial se genera una gran cantidad de información procedente de análisis y técnicas muy variadas. De hecho, los laboratorios ya son capaces de realizar una caracterización completa del genoma del tumor y las alteraciones que acumula, con una precisión que llega a las células individuales. “De cada persona, se pueden obtener miles, incluso decenas de miles de datos”, ha explicado la doctora Marisol Soengas, presidenta de ASEICA, en un acto organizado por el Día de la Innovación en Cáncer, que se conmemora cada 21 de abril.

Las limitaciones

El problema es que las técnicas más punteras de análisis de biomarcadores o datos genéticos no están disponibles en todos los centros sanitarios y la información obtenida suele servir de manera individual al paciente, para diseñar tratamientos a medida, pero en términos generales no se vuelca en ninguna gran base de datos para que pueda ser útil a otros. Particularmente en el cáncer, las innovaciones se prueban en los ensayos clínicos y, si tienen éxito, se incorporan al sistema sanitario pero, a partir de ahí, los datos se guardan en la historia clínica individual y apenas se comparten, con lo que no hay gran información sobre la aplicación de la innovación en el público en general.

Las limitaciones actuales al ‘big data’ sanitario, tanto a nivel español, como europeo, son "múltiples". Por un lado están las cuestiones legales, relacionadas con la protección de datos y con la seguridad de la custodia de los mismos. Por otro lado, según ha explicado el presidente de SEOM, César A. Rodríguez, “existe la tecnología necesaria para almacenar y compartir la información pero todavía hay que implementarla”. Y, en el caso español, se añade la dificultad de que las distintas comunidades autónomas compartan las historias clínicas entre sí. “La interoperatividad entre comunidades es alta, hay autonomías que sí comparten pero otras no y a veces hay dificultades incluso entre centros sanitarios de la misma comunidad”, ha denunciado el doctor.

Y España participa en varias plataformas que acumulan y analizan datos, pero aún "no está participando en grandes proyectos" del Espacio Europeo de Datos Sanitarios, según Javier de Castro, vicepresidente de SEOM.

Los puntos fuertes

Pero, pese a las trabas, España tiene un gran potencial porque tiene hospitales y centros punteros, con años de trabajo a sus espaldas, que suelen tener éxito en la consecución de proyectos internacionales, de forma que es el segundo país en cuanto a pacientes en ensayos clínicos. Además, ha hecho un esfuerzo en digitalización que lo se sitúa entre los cinco primeros países de la OCDE con sistemas sanitarios digitales más avanzados, según el Índice de Salud Digital 2019 de la Fundación Bertelsmann.

Por todo ello, ASEICA y SEOM han solicitado al Gobierno y las comunidades que “solventen las trabas” burocráticas y legales existentes y permitan hacer los datos sanitarios interoperables y compartir grandes volúmenes de información en condiciones de seguridad y de acuerdo con la normativa legal existente. Asimismo, han solicitado “voluntad política” y la inversión necesaria para que España “sea parte integral de los países que lideran la constitución del Espacio Europeo de Datos Sanitarios”.

La inversión es alta. Se calcula que el coste total del mercado único de historiales médicos electrónicos es de entre 700 y 2.000 millones de euros, pero los beneficios a diez años se elevan a los 11.000 millones, de los que 1.400 redundarían directamente en los pacientes y otros 4.000 en la generación de nuevos productos innovadores.