Beatriz Ramírez: «Para crear ciudades justas hay que apostar por la vivienda asequible»

Beatriz Ramírez, responsable de Urbanismo del Foro NESI, explica en las jornadas ‘Hablemos de sostenibilidad’ cómo son las ‘Ciudades de 15 minutos: una propuesta de modelo de territorio’: «Hay que entender las urbes como un gran sistema de muchos nodos conectados»

Beatriz Ramírez.

Beatriz Ramírez. / DI

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

En cuanto al creciente número de locales comerciales que cierran en Ibiza, Beatriz Ramírez advierte de que «suele deberse a procesos de gentrificación que provocan la subida de los alquileres, de manera que es complicado mantener esos negocios». Como solución aporta una iniciativa desarrollada en París, donde «han creado una empresa semipública con la que el Ayuntamiento compra locales para ofrecerlos a pequeños comerciantes por debajo del precio de mercado. Luego se ofrecen a un precio por debajo del de mercado a los comerciantes locales, a pequeñas empresas. Eso contribuye tanto a los usos mixtos como a crear ciudades más vivas».

Para hacer frente a esa gentrificación, que en el caso de Ibiza afecta a toda la isla más que a barrios concretos, apunta que «se necesita una investigación en profundidad, consultas y una mirada muy sistémica, porque a lo mejor una solución podría, a largo plazo, crear más problemas que los que padece inicialmente». Aun así, considera que «una clave» para combatirla es «la apuesta por la vivienda asequible, con determinados porcentajes que aseguren que se puede mantener cierto tipo de inmuebles y de mezcla de población en los distintos barrios para que no se acaben convirtiendo en guetos ni en ‘islas’ privilegiadas».

También apuesta por «recuperar espacio para la ciudadanía. El espacio público debería ser un lugar de encuentro, y no tanto un lugar de paso en el que tienes que estar pendiente de que no te pille un coche. Pero tenemos que hacerlo de manera coherente. Por eso las consultas públicas son muy importantes». Si bien las medidas de peatonalización «generan inicialmente mucha resistencia», insta a los políticos a «ser valientes». Son medidas, afirma, «que al final se acaban aceptando y son valoradas a posteriori».

Ramírez indica que para el modelo que propone «tiene que haber una apuesta importante por el transporte público»

The Line, un solo edificio, una sola ciudad de 170 kilómetros de longitud y 200 metros de ancho que proyecta Arabia Saudí en pleno desierto y en la que se podrá satisfacer cualquier necesidad urbana en sólo cinco minutos. A Beatriz Ramírez, responsable del área de Urbanismo del Foro NESI (Nueva Economía e Innovación Social) y ponente de la charla ‘Ciudades de 15 minutos: una propuesta de modelo de territorio’ dentro de las jornadas ‘Hablemos de sostenibilidad’ que organiza el Consistorio de Ibiza, no le convence ni siquiera que en ese proyecto se prevea llegar de punta a punta de esa rectilínea muralla de acero y cristal en sólo 20 minutos gracias al hyperloop: «Para mí, la propuesta de The Line es un poco extrema. Nosotros defendemos algo más en línea del modelo de ciudad mediterránea. Abogamos por un modelo de ciudad de proximidad donde haya usos mixtos, que en vez de tener una zona de la población dedicada a la residencia, otra dedicada al trabajo y otra al comercio y que haya que desplazarse en coche entre ellas, exista una mezcla de usos que permita una movilidad mucho más activa, bien andando o bien en bicicleta».

Ese ideal de los 15 minutos, 10 más que los previstos en The Line, está pensado para ciudades o barrios «que están interconectados entre sí, es decir, que en ningún momento se excluya a ninguna barriada, pues eso podría acabar generando incluso más desigualdades. Hay que entender las ciudades como un gran sistema de muchos nodos conectados».

El caso finlandés

¿Ibiza, donde el transporte público deja bastante que desear, encaja en esa propuesta? «La idea de la charla —explica— es presentar este modelo y que quienes vayan a la jornada expliquen cuáles son los retos que identifican, por qué creen que hay cosas que no funcionan y qué consideran que sí podrían funcionar. El propósito es empezar un debate sobre qué se podría hacer para encaminarnos hacia ese modelo». Ramírez, que no ha estudiado el caso de Ibiza, se propuso caminar por la ciudad «un par de horas» nada más aterrizar en la isla «para así entender bien el contexto y hacer un análisis de cómo es la ciudad».

En su ponencia, Ramírez expuso los casos de otros sitios, como París, algunas ciudades finlandesas o Bogotá (Colombia): «Son casos muy diferentes que sirven para ser analizados a nivel inspiracional, es decir, para saber qué significa este modelo y cómo se ha llevado a cabo en distintos lugares del mundo, así como para estudiar cómo podría aplicarse en Ibiza. No supone calcar lo que han hecho allí, pues no tendría sentido sin tener en cuenta el contexto, pero conocer esos casos permite abrir la mirada y saber que es posible».

Ramírez conoce de muy de cerca uno de esos casos, el de Espoo (Finlandia), una población muy próxima a Helsinki en cuyo departamento de Sostenibilidad trabajó: «La característica de esa ciudad es que es policéntrica, es decir, tiene cinco centros urbanos oficiales. Allí se aseguran de que en esos núcleos haya trabajo, haya residencias y haya comercio para que existan usos mixtos que puedan reducir la dependencia del coche privado». Es interesante, en el caso de Espoo, «que en vez de construir primero [viviendas, oficinas, locales] para luego adaptar el transporte público a esos núcleos, desarrollan la ciudad en torno a la red que ya existe de tren. Así se aseguran que habrá acceso al transporte público desde el inicio».

Interconexiones de barrios

Entre lo que denomina sus «aprendizajes» incluye haber comprobado «que para crear ciudades de proximidad que sean justas es importante apostar por la vivienda asequible, por la diversidad y por la inclusión en su diseño, y pensar siempre en las interconexiones entre los barrios y los distintos municipios».

Respecto a que el principal sistema de transporte en Ibiza sea el automóvil, Ramírez indica que «tiene que haber una apuesta importante por el transporte público. Habría que ver también cuáles son las razones por las que eso ocurre. Podría ser por comodidad o cultura, pero también hay que ver si la manera en que está diseñada la ciudad facilita o dificulta el transporte a pie o en bicicleta o en autobús». A su juicio, en ello «influyen muchas cosas, como la forma de las aceras o si hay arbolado, un montón de circunstancias que pueden crear un efecto llamada o un efecto disuasorio a la hora de desplazarse en un municipio».

«En NESI —recuerda su responsable del área de Urbanismo— desarrollamos procesos de innovación social, juntamos a muchos actores y reflexionamos juntos, a partir de lo cual creamos un decálogo de soluciones, por ejemplo de cara al diseño del Plan de Movilidad Urbana Sostenible en el que se está trabajando en Ibiza».

El espacio como lugar de encuentro, no de paso

Insta a los políticos a ser «valientes» y «recuperar espacio para la ciudadanía»

En cuanto al creciente número de locales comerciales que cierran en Eivissa, Beatriz Ramírez advierte de que «suele deberse a procesos de gentrificación que provocan la subida de los alquileres, de manera que es complicado mantener esos negocios». Como solución aporta una iniciativa desarrollada en París, donde «han creado una empresa semipública con la que el Ayuntamiento compra locales para ofrecerlos a pequeños comerciantes por debajo del precio de mercado. Luego se ofrecen a un precio por debajo del de mercado a los comerciantes locales, a pequeñas empresas. Eso contribuye tanto a los usos mixtos como a crear ciudades más vivas».

Para hacer frente a esa gentrificación, que en el caso de Eivissa afecta a toda la isla más que a barrios concretos, apunta que «se necesita una investigación en profundidad, consultas y una mirada muy sistémica, porque a lo mejor una solución podría, a largo plazo, crear más problemas que los que padece inicialmente». Aun así, considera que «una clave» para combatirla es «la apuesta por la vivienda asequible, con determinados porcentajes que aseguren que se puede mantener cierto tipo de inmuebles y de mezcla de población en los distintos barrios para que no se acaben convirtiendo en guetos ni en ‘islas’ privilegiadas». 

También apuesta por «recuperar espacio para la ciudadanía. El espacio público debería ser un lugar de encuentro, y no tanto un lugar de paso en el que tienes que estar pendiente de que no te pille un coche. Pero tenemos que hacerlo de manera coherente. Por eso las consultas públicas son muy importantes». Si bien las medidas de peatonalización «generan inicialmente mucha resistencia», insta a los políticos a «ser valientes». Son medidas, afirma, «que al final se acaban aceptando y son valoradas a posteriori».

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