El Cautivo regresa a su cita con los presos de la cárcel de Ibiza
La Cofradía Nuestro Padre Jesús Cautivo celebra el tradicional via crucis en la cárcel de Cas Mut
Con las manos atadas por un cíngulo -un cordón con una borla a cada extremo- como si se tratara de unas esposas. Solo, como los están los condenados, pero que antes ha sido apresado por dos soldados romanos, que bien podrían ser dos policías. No es extraño que la figura del Cautivo interpele directamente a los presos, que ven en él el ejemplo de un igual, de alguien privado de libertad, perseguido por el infortunio y a quien la vida le ha dado unas malas cartas.
Este martes por la tarde, la imagen del Jesús preso volvió al centro penitenciario de Cas Mut de la mano de la Cofradía Nuestro Padre Jesús Cautivo, que inició esta tradición en el año 2010, cuando llegó esta imagen a la isla, y que cada año ha sido fiel a su cita con los reclusos excepto durante los dos años en los que la pandemia obligó suspender esta tradición.
La imagen llega a la prisión envuelta en una manta y cargada en una furgoneta. Después, los miembros de la cofradía se encargan de alzar la imagen, colocarle las potencias en la cabeza y fijarla en las andas, el tablero que, sostenido por dos varas paralelas y horizontales, sirve para conducir al Cautivo.
Isabel Leyva, Norma Leyva y Soraya Rotela pertenecen a la Cofradía Nuestro Padre Jesús Cautivo y ejercerán de costaleras en el via crucis que la imagen seguirá por el interior de la cárcel. Las tres son originarias de Paraguay, y para ellas el Cautivo es una parte importante de sus vidas. «Al estar lejos de mi país y de mis hijos, siento que me consuela. Me complementa, me llena», explica Isabel. Una sensación que la imagen también transmite a los presos: «Para ellos, es como un abrazo. Que sepan que les tenemos en cuenta».
Vicente Nadal es el secretario de la Cofradía y ha participado en todos los via crucis del Cautivo en Cas Mut. «Acercamos la fe a los presos a través de la imagen. Ya que no podemos darles la libertad, al menos darles un poquito del amor de Dios». ¿Cómo reaccionan los reclusos ante el Cautivo? «Algunos lloran, otros le tocan los pies, hay mucho respeto», explica Nadal, quien tiene clara una cosa: «Todos nos podemos equivocar en la vida, y todos merecemos una segunda oportunidad».
Esta última frase resume toda una filosofía de vida y, además, también es un concepto que distingue al catolicismo de otras ramas del cristianismo. La idea de que no estamos hechos de una sola pieza, de que todos somos capaces de hacer cosas buenas y malas, todo podemos caer y, por lo tanto, conceptos como el perdón y el arrepentimiento tienen una importancia capital. «Siempre digo que en la cárcel no hay nadie malo. Hay gente que tuvo un mal momento», explica Maria Ribas Tur, voluntaria de Cáritas Ibiza en la cárcel.
La imagen ya está cargada y los costaleros se levantan. En este momento deja de llover -«esto es porque ha llegado el que manda», dice Nadal, medio en broma medio en serio- y la imagen del Cautivo atraviesa la puerta de entrada de la cárcel, fiel a su cita con los otros cautivos que le esperan.
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