Cuando sonaban ‘palitroques’ en vez de campanas, recuerdos de Ibiza en el pregón de Semana Santa

Como profesor y amigo presentó el obispo de la Diócesis de Ibiza y Formentera, Vicent Ribas, al encargado de dar el III Pregón Diocesano de la Semana Santa, Joan Marí ‘Botja’. «Hizo que fuéramos una gran familia y nos inculcó el amor por Ibiza y sus tradiciones», dijo del profesor y político ibicenco, antes de detallar su extenso currículum durante el acto que tuvo lugar en la iglesia de Santa Cruz.

«Menos mal que le pedí que fuera breve», bromeó ‘Botja’ antes de iniciar el pregón, que precedió la presentación de los carteles de Semana Santa de Ibiza, Santa Eulària y Formentera y una breve intervención de los cantadors de Nuestra Señora de Jesús y Nuestra Señora de Puig d’en Valls interpretando dos fragmentos de los tradicionales pasos de Semana Santa.

Semana Santa traerá más calor de lo normal en prácticamente toda España

El pregón de ‘Botja’ recorrió sus recuerdos de la Semana Santa, con referencias a tradiciones ya perdidas, lugares desaparecidos y algunas peculiaridades de la tradición popular ibicenca que todavía perviven.

El pregonero de este año no quiso dejar pasar la ocasión para animar a los asistentes a dar testimonio de que son católicos y mostrarlo «tanto con la conducta interna como externa». «Tenemos que conservar aquello que es nuestro desde hace tantos siglos y ser consecuentes con nuestra religión», conminó a la concurrencia.

Recuerdos de otra Ibiza

‘Botja’ empezó evocando el Domingo de Ramos, cuando tras la procesión «de la borriquita» las palmas y ramas de olivo «eran colgadas del balcón o en algún lugar de la sala o el porche».

Esa tarde se interpretaban los pasos, las estaciones del calvario, cantados tradicionalmente en el mundo rural. Recordó la quinta y la sexta estación.

La primera, cuando Simón de Cirene debe cargar la cruz de Jesús. «Cada día, por el camino de la vida, encontramos gente que necesita de nuestra ayuda», señaló, « hacen falta muchos Cirineos. Hay trabajo para todos».

La segunda, el momento en que Verónica le limpia el rostro a Jesús. Como verónicas se refirió a Cáritas, Manos Unidas y la propia Iglesia Católica de la que reivindicó su labor, cuando «lo que más se suele resaltar (de ella) es aquello negativo».

Del Jueves Santo recordó dos ritos peculiares, uno conservado y otro que se ha perdido. Todavía en las casas santas se suele poner como adorno la brulla, semillas de trigo o lentejas que se dejan germinar en un lugar oscuro para decorar con sus brotes blancos.

Lo que ya no se escucha ese día son las palitroques y las maçoles, instrumentos de percusión formados por tres tablas alargadas que se usaban para sustituir el toque de campana, demasiado festivo para ese día.

Pero la estampa destacada de la Semana Santa ibicenca es la del Viernes Santo, con la procesión de todas las imágenes desde la catedral. «Las calles desgastadas de Dalt Vila, con sus antorchas y candelas encendidas, conforman un zigzag de luces», dibujó ‘Botja’ con palabras.

Del día en el que se recuerda la crucifixión de Jesús, el pregonero recordó que en Ibiza hay 22 topónimos que llevan referencias a la cruz en su nombre. Incluso hizo referencia a un proyecto que planteó Isidor Macabich de coronar sa Talaia de Sant Josep con una gran cruz que nunca se llegó a llevar a cabo.

Cerró el pregón esperando haber suscitado «algún deseo de más solidaridad y estima a los necesitados» tras su su recorrido por el recuerdo, la «añoranza y nostalgia hacia otras tierras» de la Ibiza que fue.

Suscríbete para seguir leyendo