Oblicuidad

Bob Dylan casi estuvo en Formentera

Bob Dylan

Bob Dylan / EFE

Matías Vallés

Matías Vallés

La estancia secreta de Bob Dylan en Formentera durante los años sesenta es un presunto bulo tan difundido que obliga a desmentirlo periódicamente. Seguro que no estuvo. Bueno, casi seguro. O mejor, casi estuvo. Carmelo Convalía, a quien nadie puede disputar la erudición sobre la isla que habita, ha escrito las denuncias más documentadas y encendidas contra la invención. El coro de centenares de blogueros subsiguientes se refugian en que no existe ninguna prueba de la visita. Por desgracia, el Derecho anglosajón enseña que «la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia».

El viaje de Dylan a Formentera que casi nunca se produjo tuvo lugar a raíz de su accidente de moto en 1966. De su presunto accidente, al trabarse la rueda de su Triumph tras la epifanía compositora del año anterior. Del accidente que quizás, pero quizás no, obligó a inmovilizarlo con la vértebras dañadas y lo confinó en Woodstock, donde se montó el mítico festival con la intención aviesa de explotar la fama de su principal residente. No compareció, los asistentes lo reclamaron a cada actuación.

Se duda incluso de la veracidad del legendario accidente motociclista, Sam Shepard le pregunta directamente a Dylan si se lo inventó, en la entrevista de Esquire. La prensa normativa destacaba que «un velo de secreto cubre dónde se encuentra», y así brota la hipótesis Formentera. El argumento más poderoso a favor de la visita es el testimonio indubitable del formenterense Pío Tur, conseller de Transportes en el Govern de Gabriel Cañellas para quienes aprecien la ironía viaria del expresident.

He leído docenas de referencias, descalificaciones y matizaciones a las declaraciones de Pío Tur sobre su relación con Dylan en Formentera. La mayoría de textos se refieren a una entrevista que efectué al político. Es decir, que no saben de lo que hablan. En primer lugar, Don Pío no podía mentir, porque temía a la condenación al infierno para los mentirosos. En segundo lugar, Don Pío era un acreditado profesor de piano, por lo que difícilmente podría engañarle un falso Dylan. En tercer lugar, el entrevistador o sea mí mismo planteé el asunto Dylan que Don Pío no había mencionado ni pensaba hacerlo. En cuarto lugar, a Don Pío no le conmovía especialmente haber coincidido con el mito ni presumía de su contacto.

Pese a quienes insisten en que Tur se confundió de cantante, curioso error de un musicólogo, solo hay una persona que jamás desmentirá la estancia de Bob Dylan en Formentera. Se llama Bob Dylan. Al revés, estará encantado de que le atribuyan la familiaridad con la geografía insular ahorrándole el desplazamiento. Escribió la fenomenal Mozambique sin haber pisado el país africano, superponiendo la letra y la melodía de otra canción que pretendía dedicar a Marsella, hasta que le advirtieron de las connotaciones siniestras de la ciudad francesa. El mejor argumento para pensar que Dylan pudo estar en Formentera consiste en creerlo firmemente. Porque el protagonista de la casi visita se ha inventado decenas de viajes igual de reales o menos.

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