"Si le dices a tu hijo que un amigo suyo no le conviene, estás perdido": El consejo de un experto a los padres

Escuchar con empatía y atención, no criticar ni juzgar, acompañar desde la discreción, y seguir cenando juntos son algunas de las recomendaciones que el docente hace a las familias para sobrellevar la adolescencia

Olga Pereda

Profesor de filosofía y ciencias sociales en la escuela Sadako de Barcelona, Jordi Nomen lleva toda su vida profesional rodeado de chavales y chavalas. Como tutor de la clase de 4º de ESO, comparte muchas horas con ellos y también les acompaña en los viajes de fin de curso, donde la expresión que más oye es “con mi madre no se puede hablar”.

Autor del superventas 'El niño filósofo', el docente y divulgador publica ahora 'Cómo hablar con un adolescente y que te escuche' (Arpa), una guía para sobrellevar el salto de la niñez a la adultez.

-Recomienda a padres y madres de adolescentes hacer un esfuerzo por entenderles. ¿Cómo?

-Empatizando con ellos y ellas. Realizando una escucha de calidad. Me gusta la palabra atención, que significa tender el espíritu hacia el otro. Sin embargo, cometemos el error de juzgarles. Cuando nos explican algo debemos presentar atención, hacerles preguntas y estar atentos. Hay que huir del paternalismo. A lo largo de la conversación, podemos trufar frases como “¿es esto es lo que quieres decir?”, “¿es así cómo te sientes?”. Entonces ellos ven que estamos abriendo el canal. Sin embargo, nos ponemos a juzgar todo lo que dicen y desconectan. “Con mi madre no se puede hablar” es una de la frase que más escucho cuando estoy con ellos en los viajes de fin de curso.

-Nos necesitan, aunque no lo parezca.

-Exacto. Debemos volver a aprender un nuevo rol. Antes estábamos en el centro del escenario y ahora nos han mandado al gallinero. Nunca te van a pedir que estés ahí. Es más, puede que hasta te rechacen y te critiquen con sus amigos. Pero necesitan que estemos. Si no, les dolerá porque sienten que no les importas. Tu papel es el de acompañar desde la discreción.

-¿Cómo se realiza la escucha atenta que tanto necesitan?

-Ladeando la cabeza, mirando a los ojos y orientado tu cuerpo al suyo. Con este lenguaje no verbal le estás diciendo que estás plenamente por él o por ella. Como decía al principio, trufa la conversación con frases para que se dé cuenta de que estás ahí. Lo peor es decirle “¿qué me dices? Esto no puede ser”. Esto rompe la conversación. En todo caso, siempre puedes decirle al día siguiente: “Oye, eso que me dijiste ayer me dejó preocupado” y seguir hablando.

-Nos recomienda cenar juntos y seguir practicando un deporte o una afición. ¿Qué hacemos si no quieren?

-Planifícalo al revés. Dile algo así como “me iría muy bien que me acompañaras. Es que si no, voy a tener que ir solo y me cuesta. Me ayuda mucho que vengas tú”.

-Debemos mostrar interés por sus amigos. ¿Y si no nos gustan?

-Es algo que sucede con frecuencia, pero no lo podemos cambiar. Ellos y ellas eligen. Te diría que intentaras conocer a su pandilla, que les invites a cenar a casa. En caso contrario, si le dices “este amigo no te conviene” estás perdido. No te hará caso. Lo tendrá que ver por sí mismo.

-¿Qué hacemos sin con 16 años nos piden dormir en su habitación con su novio o novia?

-No lo vas a poder evitar. A ver, lo que puedes hacer es establecer normas de familia. Ellos te van a pedir el máximo. No cometas el mismo error, es mejor negociar los mínimos. Tu máximo es, por ejemplo, que ese novio no apareciera por casa. Pero es que así no vas a ninguna parte. Negocia los mínimos. Es decir, dile que las normas de la familia son para que todos sus miembros estén cómodos, así que propón a tu hija que venga ese chico, pero que duerma en otra habitación.

-¿Está mal criticar su corte de pelo o su ropa, verdad?

-Mucho. No le juzgues. Tus hijos te van a preguntar si te gusta y entonces tú les respondes: “A quien le tiene que gustar es a ti. A mí no me preguntes, soy de otra generación. Quien tiene que ir cómoda eres tú. ¿Llevas ese corte de pelo o esa ropa porque tú lo has decidido o porque te han convencido?”.

-Recomienda también la coherencia. No podemos fumar y decirles que no fumen. Y lo mismo con el alcohol.

-Claro, es que ellos toman ejemplo porque observan mucho. Si tú normalizas el consumo de alcohol les estás mandado ese mensaje. Diría que si fumas, por ejemplo, no lo hagas delante de él. En todo caso, le puedes explicar que las personas no somos coherentes. Le puedes confesar que no lo has sabido hacer bien, pero que a él siempre le vas a recomendar lo mejor. Y concluye con esto: “Te aconsejo que no lo hagas. No soy perfecto, tengo mis fallos”.

-No necesitan un padre perfecto.

-No. Necesitan un padre que les quiera.