Investigación del naufragio

El patrón del Pitanxo procedió al abandono del barco solo dos minutos después de pulsar el botón de socorro

Los peritos ponen en duda que Padín pudiera cumplir el protocolo de evacuación

“Lo que puede tardar en subir dos cubiertas un hombre consciente de que su vida está en peligro es muy poco, y que lo que el capitán declaró que hizo difícilmente se podría llevar a término en tan corto espacio de tiempo”, zanja el informe encargado por la Audiencia Nacional.

Imagen del cuadro expuesto en el Pitanxo con el protocolo de emergencia. Los peritos zanjan que en el barco no se hacía los simulacros antes de partir a la mar.

Imagen del cuadro expuesto en el Pitanxo con el protocolo de emergencia. Los peritos zanjan que en el barco no se hacía los simulacros antes de partir a la mar. / INFORME PERICIAL

Lara Graña

El motor principal del Villa de Pitanxo, que yace ahora a 760 metros de profundidad dentro de la estructura del buque, es un Wärtsilä modelo 9L20 que desarrolla una potencia de 1.267,6 kilovatios. Su diseño le permite operar con normalidad con una escora de hasta 15 grados, como detalla su ficha técnica. En algún momento antes de las 4:18 horas del 22 de febrero de 2022, según la versión del patrón, ese motor de once toneladas dejó de funcionar. Sin motivo aparente.

Desde el día en que el Pitanxo abandonó el muelle de Frigalsa, en Vigo, el motor registró tres señales de apagado anormal (off anormal). Es posible conocerlo gracias al equipo de localización de buque (ELB), que transfiere los datos vía satélite. Las dos primeras señales son del día 26 de enero, cuando el buque estaba en tierra; la última es de la noche del naufragio. En concreto, se produjo a las 4:16 horas, momento en que los peritos judiciales estiman que es cuando el motor principal dejó de funcionar por esa excesiva presión a la que fue sometido para liberar el aparejo, cuyo copo estaba colmado con unas 12 toneladas de pescado. Juan Enrique Padín pulsó el botón de llamada selectiva digital de socorro solo dos minutos después, a las 4:18 horas. De acuerdo a su versión, en ese lapso de tiempo de 120 segundos fue capaz de cumplir el protocolo: “sopesar la situación y considerar la necesidad de abandonar el buque, emitir la señal de abandono con la bocina, ordenar a la tripulación que subiera al puente con el traje de inmersión y el chaleco salvavidas” y realizar dos llamadas selectivas digitales de socorro.

"La simple lógica de la razón"

Si se toma como referencia el testimonio de Koufie, en el intervalo de tiempo en el que él subió de cubierta –las olas ya la anegaban al completo– al puente de mando, Padín declaró qué hizo: lanzar dos señales de alerta (por el canal 70 de VHF y por las bandas de 4 y 8 MHz), coger y vestir un traje de inmersión, tratar “de convencer a los presentes (sin especificar quiénes eran) de que cogieran y se pusieran alguno de los siete trajes disponibles en el puente”, bajar “para avisar a los otros tripulantes que pudieran estar descansando en sus camarotes” y “ayudar” a arriar las balsas de babor y estribor.

“La simple lógica de la razón basta para discernir que, lo que puede tardar en subir dos cubiertas un hombre consciente de que su vida está en peligro es muy poco, y que lo que el capitán declaró que hizo difícilmente se podría llevar a término en tan corto espacio de tiempo”, zanja el informe encargado por la Audiencia Nacional.

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