«Afortunadamente la mayor parte del patrimonio sacado de Ibiza está en museos»

Las excavaciones realizadas a lo largo del siglo XX han repartido el patrimonio arqueológico ibicenco por muchos lugares, pero buena parte es accesible

Jordi Fernández frente a una foto aérea del Puig des Molins

Jordi Fernández frente a una foto aérea del Puig des Molins / Toni Escobar

A finales de 2019 y hasta que la pandemia lo permitió, el Coliseo de Roma acogió la exposición más ambiciosa sobre el imperio cartaginés: ‘Carthago. Il mito immortale’. Fue una oportunidad única de ver en un mismo espacio (nada menos que el Coliseo) patrimonio arqueológico fenicio-púnico de todo el Mediterráneo.

Museos de todo el mundo aportaron sus piezas, de ellas 27 salieron del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera (MAEF). La aportación ibicenca fue la más importante de entre los museos españoles, pero es que incluso las aportaciones de otros museos nacionales incluían piezas halladas en Ibiza. La isla fue durante el siglo XX un yacimiento que nutrió colecciones públicas y privadas con piezas de diverso valor. En un momento en el que el expolio vuelve a la palestra, tras las palabras del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, sobre la descolonización de los museos, ¿sería posible traer de vuelta estas piezas?

«Es un patrimonio que, afortunadamente, está en museos», quiere subrayar Jordi H. Fernández, exdirector del museo y miembro de la asociación Amics del Museu d’Ibiza i Formentera. «Hay que tener en cuenta que hasta el año 1985, con la aprobación de la Ley de Patrimonio del Estado, la posesión y el comercio de antigüedades era legal».

La ley de patrimonio anterior, de 1911, permitía algo que, con la mentalidad actual es un contrasentido: pretender proteger el patrimonio permitiendo que cualquiera que lo encuentre o lo compre se lo pueda quedar.

Patrimonio disperso

Es el caso de Antonio Vives Escudero. El arqueólogo menorquín, miembro de la Real Academia de la Historia, fue «un coleccionista de todo tipo de piezas», cuenta Fernández. Vives Escudero participó en las primeras excavaciones de Joan Román, que sería el primer director del MAEF.

En aquel momento se quedó con algunas piezas, pero fue en visitas posteriores cuando formó una enorme colección entre 1909 y 1913 mediante el alquiler legal de terrenos en el entorno de Puig des Molins y su excavación.

Algunas de las piezas expuestas en el Museo Arqueológico de Eivissa y Formentera

Algunas de las piezas expuestas en el Museo Arqueológico de Eivissa y Formentera / Toni Escobar

«En el año 13 se paran las excavaciones por un conflicto entre Vives Escudero y la junta de protección del museo para determinar quién tenía derecho a excavar la Necrópolis de Puig des Molins. Él se quedó con una colección fabulosa, de más de 2.000 piezas. Estas piezas quedaron expuestas en el Museo Arqueológico Nacional».

Este es uno de los mayores ejemplos de esta dispersión. La viuda de Vives Escudero llegó a un acuerdo con el Estado para vender todo aquel patrimonio que se quedó en Madrid. «Una representación con lo más destacado de esta colección está muy bien expuesta en el Museo Arqueológico Nacional», resalta Fernández.

Como este caso hay muchos que han llevado el material encontrado en excavaciones de Ibiza a Mallorca, Alicante, Madrid, Barcelona, Cantabria. «Mucho de este material fue adquirido legalmente, pero hay otro de dudosa legalidad. Pero como decía, hasta hace 40 años era perfectamente legal adquirir estas piezas».

Entre las colecciones más reseñables, Fernández destaca la del dibujante Picarol en Barcelona, que acabó en el Museo de Arqueología de Cataluña; o la del pintor Santiago Rusiñol, que con sus autorizaciones correspondientes reunió una cantidad considerable de piezas depositadas en el museo de Sitges.

«¿Delito? No hay. ¿Que para nosotros es una lástima que todo este material esté fuera de Ibiza? Sí, sí que lo es», valora el exdirector del museo.

Acceso público

A pesar de ello, Fernández insiste que el hecho de que la mayor parte del patrimonio ibicenco esté en museos es una garantía de que es accesible a todo el mundo. En su caso, durante los 40 años en los que ha trabajado en el MAEF, asegura que «el museo siempre ha estado abierto». Eso ha permitido que próximamente vaya a salir el número 85 de la serie Museo Arqueológico de Ibiza y que existan muchísimas publicaciones de investigadores de todo el mundo sobre el material de la isla.

«Los museos son custodios de un material, no son propietarios. Eso permite que todo sea accesible al público investigador y que las piezas más destacadas estén expuestas para el público en general», resalta el arqueólogo.

Es por ello que indica que, a pesar de que existen colecciones legales privadas, «siempre existe la esperanza que acaben en el museo».

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