Campaña anómala

Habrá cosecha en el Delta: "Aún no sabemos si la calidad del arroz se verá afectada por la sequía"

Aseguran que la sal en el agua de las bahías está muy por encima de la media de la última década

Campos de arroz, esta semana.

Campos de arroz, esta semana. / DANIEL FORCADELL

Guillem Costa

Exactamente tres meses atrás la situación era crítica para los arroceros del Delta. Algunos dudaban. "¿Vale la pena inundar los campos de arroz si en agosto nos acaban cortando el agua para el riego?", se preguntaban. Agosto ha llegado y parece ser que la mayoría de agricultores llegarán vivos a la siega, que se realiza entre finales de agosto y principios de septiembre.

Lo que está por ver es cuánto arroz recogerán y qué calidad tendrá. La campaña de riego ha sido totalmente anómala. El agua no ha circulado constantemente, porque los arroceros tan solo disponían del 55% de la dotación habitual. Nunca en la historia habían trabajado en estas condiciones, por lo tanto, el resultado aún es una incógnita.

"Hemos tenido que dejar los campos secos durante algunos días, mientras que en otros casos el agua no ha circulado como correspondería", advierte Daniel Forcadell, arrocero. "Este método ha provocado un estrés hídrico en el arroz que puede que tenga consecuencias. Lo sabremos en unas semanas", concluye.

Campos de arroz.

Campos de arroz.

Cuando arrancó la campaña, empezaron a echar agua a los campos sin saber cómo acabaría. "Las primera semanas fueron horribles, la falta de previsión generó muchos nervios", admite Forcadell. Como en mayo llovió abundantemente y el pantano de Mequinenza recuperó capacidad (se acercó al 50%), se aseguró algo más de la mitad del agua para que los arroceros pudieran continuar con el cultivo. Veían luz al final del túnel.

Cerca del mar

Pero de todas formas, afirman que aún es pronto para hacer un balance certero. "Ahora el arroz se encuentra en la fase crucial. La planta está dedicando todas sus energías para que nazca la espiga y es un momento delicado", detalla Forcadell con pasión por su trabajo.

Los arroceros del delta del Ebro han tenido que cambiar sus rutinas: "Durante siete días, los campos permanecían llenos de agua, mientras que duranto otros 5, estos estaban secos. Este hecho nos obligaba a organizar muy bien las tareas de aplicación de fitosanitarios o la gestión de las malas hierbas".

La cantidad de sal que hay en el agua de las bahías supera claramente la media de los últimos 10 años

Ahora los agricultores ya saben que podrán llegar hasta el final del proceso. Habrá arroz. Sin embargo, los arrozales más cercanos al mar han sufrido especialmente: "Con menos agua dulce, la presencia de la sal en esas zonas ha sido más alta de lo habitual, hecho que debilita la planta". De hecho, algunos de los que cosechan estas tierras se plantean abandonarlas o dejar de arrendarlas precisamente por estas dificultades.

Bahías sin oxígeno

Cada año notan cómo el agua del mar tiene más presencia en los terrenos donde siembran el arroz. La falta de agua dulce complica el riego, pero también pone en jaque la biodiversidad del Delta entero. Los datos a los que ha podido acceder EL PERIÓDICO así lo corroboran.

El agua de los arrozales desemboca en las lagunas salobres. Y de estas se desagua hacia las bahías. Durante estos meses, en los análisis hechos por el IRTA, se ha comprobado que el estado del agua de estas bahías (Alfacs y Fangar) es peor que en años anteriores: se ha detectado menos oxígeno del adecuado y también temperaturas muy elevadas (de más de 29 grados). La cantidad de sal en el agua supera claramente la media de los últimos 10 años.

Este año habrá cosecha. Pero los arroceros temen que les hayan "robado la cartera". Tras 160 años cultivando con la totalidad de la dotación, no quieren que el recorte a casi la mitad se repita: "No queremos que esto sirva de precedente. Este año debe ser la excepción. No podemos sacar adelante la campaña con menos agua dulce de la necesaria nunca más". Ahora solo queda saber cuánto arroz se cosecha y qué calidad tiene. Lo habitual son unos 134 millones de kilos.

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