LA VIDA CONTIGO

El ejemplo del 'uno más uno son siete': familias que se multiplican al juntarse pero que tienen menos derechos

Asociaciones piden que se visibilicen este modelo familiar, cada vez más común, y que se reconozca a nivel institucional el grado de parentesco que se crea entre sus miembros

Los Serrano.

Los Serrano.

María G. San Narciso

Hace 20 años se estrenaba Los Serrano, una serie que retrataba la unión de dos familias, la de Diego (Antonio Resines) y sus tres hijos, y la de Lucía (Belén Rueda) y sus dos hijas. Él, viudo, y ella, divorciada, hacían un salto de fe metiendo en una misma casa a cinco menores: dos adolescentes, dos chavales de 12 años (uno especialmente rebelde) y un niño pequeño.

Los líos que se montaban en esa casa (y algún otro externo) dieron para ocho temporadas. Dos décadas después, el número de hogares que se asemejan más a aquel show televisivo que a un modelo tradicional de familia conformada por la pareja y sus vástagos es mayor. Ya no vemos como algo exótico eso de tener una madrastra, un padrastro o algún que otro hermanastro. O tener abuelos políticos. Y todo apunta a que, en algún momento no muy lejano, lo extraño será que unos padres o madres sigan juntos muchos años después.

Solo en 2022 hubo 81.302 divorcios en España, unos cuantos menos que años anteriores, y la custodia compartida se otorgó en el 45,5% de los casos de divorcio de parejas con hijos, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). De lo que no hay cifras oficiales es de cuántas de estas ex parejas con menores empiezan una nueva convivencia con otras personas que, a su vez, puedan tener algún que otro chiquillo. Es lo que se llaman las familias reconstituidas.

"Es un modelo familiar bastante desconocido. Nunca salen en las estadísticas, y ni siquiera las propias familias se identifican como tal", asegura Amaia Echevarría, directora de la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF), donde llevan años defendiendo los derechos sus familias y ofreciendo servicios de atención para apoyarles desde 1988.

Problemas legales

Porque, hoy por hoy, una familia reconstituída, por más común que sea, sigue sin ser igual a ojos de la ley que una al uso. La abogada Pilar Vilella Llop pone de ejemplo a aquellos padres que pueden soportar una serie de gastos que se corresponden a los de una familia numerosa, pero sin poder acceder a todos los beneficios que otra familia estándar sí tiene.

Imaginemos el caso: un padre y una madre, Elena, se divorcian. Tienen dos hijos, Juan y Pepe. Después, Elena empieza una relación con un nuevo hombre, Adrián. Este, a su vez, tiene una hija, Lorena. La nueva pareja y los tres niños conviven, pero no será tan fácil que tengan deducciones, ni bonificaciones de cuotas de la seguridad social, ni la posibilidad de acogerse al bono social de energía eléctrica.

"Si cada miembro aporta hijos, tiene que existir consenso para que no se haga beneficiario el otro progenitor, porque la ex pareja, a su vez, se puede encontrar en la misma situación. Por eso, si hay custodia compartida, debe haber consenso", explica la psicóloga, que recuerda que la Ley de Familias Numerosas de Andalucía recoge que, en caso de que no lo haya consenso, se beneficiarán anualmente cada uno.

Siguiendo con el ejemplo, Elena y Adrián tampoco podrán escolarizar con la misma facilidad a Lorena en el colegio que Juan y Pepe como si fuesen heramanos porque, a ojos de la administración, no lo son, aunque convivan como tal. Si Juan se pone enfermo, Adrián no va a poder tomar una decisión en la consulta médica. Si pasa algo en el colegio de Lorena y llaman a casa, Elena, como madrastra, no podrá informarse de lo que ha ocurrido. "Son cuestiones inherentes a la patria postestad. La puedes ejercer desde el punto de vista práctico, pero no desde el puto de vista administritivo jurídico", recalca Pilar Vilella Llop.

Nuevas realidades

"No se puede obviar esta realidad social porque existen, son situaciones que hay que regular", opina la abogada. "Se deben revisar y no dar la espalda a las realidades nuevas que estamos viviendo a día de hoy. Estas mezclas de Los Serrano, que hace 15 o 20 años parecía que eran algo extraño, a día de hoy las vemos constantemente", añade.

En la novela Poeta Chileno, de Alejandro Zambra, Gonzalo cuida de su hijastro Vicente desde pequeño. El padre biológico del menor, León, se desentiende bastante del niño, mientras que él ejerce de tutor prácticamente 24/7 para que su pareja y madre del chiquillo, Carla, pueda estudiar. Le educa, le inculca su pasión por los poetas, le enseña cómo funciona la vida y, sobre todo, el amor. Pero cuando la relación entre Gonzalo y Carla termina, se rompe también la que existe sobre un hijo que a efectos legales -que no prácticos- no es tuyo.

En este tipo de casos, la UNAF pide que haya un reconocimiento institucional de que existe un vínculo de parentesco. También en cuestión de derechos de conciliación. "Por ejemplo, si el menor o la menor vive con la pareja del progenitor, y esta asume roles de parentalidad, debería tener derecho a disfrutar de permisos parentales", apunta Echevarría.

Tras su participación en el proceso de consultas y asesoramiento por parte de la sociedad civil, UNAF pidió que en la Ley de Familias −que se ha quedado en el cajón por el el adelanto electoral− se cambiara la definición estadística de familia y se realizara estudios e informes para avanzar en la visibilización y aceptación de este modelo familiar. "También es importante apoyar a esta tipología familiar en derechos y a la hora de afrontar las dificultades en el ejercicio de la parentalidad, así como el reconocimiento institucional del grado de parentesco que se crea entre los miembros de las familias reconstituidas, de modo que se vea reflejado en la esfera administrativa (como en el caso de la escolarización de hermanastros en el mismo centro) e institucional (por ejemplo, reconociendo formas de parentesco de los miembros de las familias reconstituidas). 

Los conflictos

Pero los problemas no son son solo legales y administrativos. La ruptura familiar conlleva cambios económicos, de domicilio y también de roles familiares. Las prácticas habituales suelen verse alteradas, por lo que pueden aparecer situaciones de hostilidad y de conflicto entre varios miembros que terminan por afectar a la adaptación a una nueva forma de vida familiar.

"Hay retos por la convivencia, que ya de por sí es complicada en las familias", asegura Amaia Echevarría. Indica que hay desdoblamientos de hogares, duplicidad de familias adultas y estructuras diferentes. Por eso ofrecen orientación y apoyo psicológico. Por eso, considran que tiene que haber servicios y recursos específicos de apoyo, especialmente cuando hay menores.

Problemas con los adolescentes

La fuerte identificación con el modelo nuclear y el desconocimiento que existen otros tipos estructuras familiares hace que la mayoría de las personas que conforman una familia reconstituida tengan expectativas poco realistas y no anticipen todas las dificultades que van a ir surgiendo. Goyo Gullón es el responsable del servicio de atención a las familias reconstituidas de UNAF explica que los problemas surgen con ciertas dudas. Por ejemplo, cómo se organizan, qué roles pueden desepempañar, o qué tareas son exclusivas del padre o de la madre. El vértigo viene, sobre todo, cuando hay hijos o hijas adolescentes.

"Es un momento muy complicado. Hay que tener en cuenta el aspecto evolutivo. Son chicos y chicas que están empezando a tener una cierta desvinculación con la madre o el padre de forma emocional y física. De repente, surge una nueva figura adulta en un momento en el que son más territoriales. Si además hace poco tiempo de la separación, es posible que la vean como la causante dle divorcio", explico. Esto hace que metan mucho estrés, que lleva a peleas, dentro de la familia y de la pareja.

En la serie Workin' Moms (Madres Trabajadoras en España, disponible en Netflix), un adolescente llama a la puerta de la casa de la protagonista, Kate. Es hijo de la ex novia de su marido, ahora fallecida, y busca a su padre. Ella le acoge como a un hijo más pero él tiene otro plan: terminar con esa relación. "Nosotros cuidamos mucho ese vínculo de pareja para que funcione la familia si hay estrés. Los hijos muchas veces intentan sabotear esa relación y buscan que se acabe", explica Gullón. En esos casos, suelen recomendar que la nueva pareja intente mantenerse en un segundo plano al principio.

Lo mejor es negociar y anticipar, en la medida de lo posible, cómo va a ser esa nueva casa y cuáles serán las nuevas normas. Porque, por mucha ilusión que haya al principio con la fusión, la práctica les dice que no es un camino de rosas y que los segundo matrimonios suelen durar menos que los primeros. Para que todo vaya bien, apunta el terapeuta, lo mejor es recibir orientación desde un primer momento para que, como ocurre al final en la serie de Netflix, la convivencia sea la mejor posible.