Virus contra bacterias: el futuro de la lucha contra la resistencia a los antibióticos

El uso y abuso de los antibióticos ha generado un problema de salud global: bacterias multirresistentes que generan miles de muertes al año | Se estima que serán 10 millones en 2050 si no se revierte la tendencia

Pilar Domingo-Calap,  investigadora del  I2SysBio, centro del  CSIC-UV.  J.m.López

Pilar Domingo-Calap, investigadora del I2SysBio, centro del CSIC-UV. J.m.López / Victoria Salinas. ValenciaV.S.

Victoria Salinas

La pandemia de covid-19 ha cambiado muchas cosas. Nos sentimos más vulnerables, somos más conscientes de los microorganismos con los que convivimos y, además, le ha dado mala prensa a los virus. Pero no todos son malos. Los hay que pueden ser cruciales en otra pandemia «silenciosa» que puede ser incluso más mortífera que la generada por el SARS-CoV-2, la de las superbacterias. Esas que ya no responden a ninguno de los antibióticos y dejan millones de muertes al año en todo el mundo al convertir cualquier tipo de intervención en un procedimiento de alto riesgo.

Son los fagos, un tipo de virus depredadores naturales de bacterias con los que se está trabajando para atacar de forma dirigida a esos patógenos que se han hecho resistentes a los tratamientos. Uno de los laboratorios que en España busca en el ambiente estos fagos, los optimiza y genera el proceso para que sea viable su uso en humano, pero también en animales o de forma preventiva es el de la valenciana Pilar Domingo-Calap, investigadora Ramón y Cajal en el Instituto de Biología Integrativa de Sistema I2SysBio (centro mixto Universitat de València-Consejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC-UV).

«Usamos fagos, que son virus depredadores de forma natural. Nosotros constantemente respiramos, comemos y bebemos fagos y vivimos con ellos. Son los que están controlando las poblaciones de bacterias en nuestra piel, en nuestro intestino...», explica la científica. En su laboratorio los identifican y «optimizan» para poderlos usar de forma dirigida. «De alguna manera los convertimos en ‘máquinas de matar’ contra esas bacterias que se han hecho resistentes o se pueden usar de forma combinada para que las bacterias vuelvan a ser sensibles a los antibióticos. Es una nueva estrategia de control» contra un problema que va «en aumento», explica Domingo-Calap. «En España mueren al año entre 3.000 y 4.000 personas» por culpa de estas bacterias multirresistentes». En el mundo se estima que son 1,27 millones de muertes directas y otros 5 millones de muertes asociadas.

Principal causa de muerte

La proyección a futuro, además, es desalentadora: para 2050 se estima que será la principal causa de muerte en el mundo al llegar a los 10 millones de muertes directas. «Y lo peor de todo es que vamos a llegar antes, porque tras la pandemia de covid se ha fomentado el uso de antibióticos y eso está haciendo que aumente más la resistencia», apunta la bióloga. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya calificó en 2020 el problema de la resistencia antimicrobiana como uno de los «problemas sanitarios urgentes de dimensión mundial» y tiene una docena de estos patógenos en su lista negra. Tres son de prioridad media, seis de prioridad elevada y hay tres microorganismos «críticos» que además tienen una alta mortalidad y están detrás de infecciones que se adquieren en el hospital.

La fagoterapia no es nueva pero sí está en desuso. «Realmente no es nada nuevo, este abordaje se utilizaba pero se ha ido abandonando desde que se desarrollaron los antibióticos y hay países como los de la antigua Unión Soviética donde pides un espray para la garganta y está basado en fagos», explica la investigadora.

La aplicación aquí en España o en Europa no está, sin embargo, todavía regulada y hasta ahora este nuevo abordaje solo se ha aplicado de forma compasiva.

Sin regulación para su uso

«En Francia y Bélgica están a la cabeza dentro de la Unión Europea y en Estados Unidos también hay grupos volcados. Aquí en España que yo sepa se han utilizado en muy pocos casos. Tres pacientes con fagos desarrollados en Estados Unidos, uno con fagos de Europa y solo uno que hayamos aislado nosotros», explica la bióloga que demanda más financiación y que avance la legislación para poder darle uso a esta nueva terapia.

«Cada vez estamos más cerca. Hace tres meses te hubiera dicho que puede que no lo hubiera visto pero, a día de hoy, estamos muy cerca. La EMA (la Agencia Europea del Medicamento) está moviéndose mucho y creo que se podría llegar a un ensayo clínico pronto».

Los fagos servirían para luchar contra esas bacterias que colonizan a un enfermo en el hospital y que no responde a ningún antibiótico pero también de forma preventiva y en otros ámbitos como granjas. «Sabemos que no es la panacea pero se pueden utilizar no solo en terapia, sino también de forma preventiva, por ejemplo para erradicar los biofilms que las bacterias generan en hospitales, residencias, granjas y que es un problema serio. Es una metodología novedosa porque se pone en valor algo que existe en la naturaleza».

Medio centenar de equipos del CSIC en busca de soluciones

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tienen al menos «medio centenar de equipos trabajando en este tema desde distintas perspectivas», según ha puesto en valor la presidenta del CSIC, Eloísa del Pino. El problema de la multirresistencia antimicrobiana ha centrado, de hecho, una de las primeras jornadas del programa Cicerón del CSIC; encuentros temáticos para dar a conocer el trabajo que se hace en determinados desafíos sociales.

Solo en la Comunidad Valenciana hay al menos otros cinco grupos de diferentes institutos de investigación del CSIC que buscan aproximaciones diferentes. Desde el estudio del genoma de las bacterias para conocer cuáles son los genes responsables de la resistencia, entender su biología y hacer un mejor diagnóstico sobre el que trabajan los investigadores Iñaki Comas (IBV-CSIC) o Fernando González (I2SysBio); conocer los mecanismos moleculares por los que cuáles se diseminan los mecanismos de resistencia con Alberto Marina (IBV); detectar la presencia de bacterias multirresistentes en el ambiente y en el ciclo del agua, que tiene al frente a Gloria Sánchez, del IATA-CSIC; o estudiando cuál es la relación entre la salud y la microbiota, el conjunto de microorganismos que habitan en el cuerpo humano, en el que trabaja Mª Carmen Collado, también del IATA.

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