Especial | La Ibiza de 2030 y el desarrollo de las infraestructuras estratégicas - Aqualia

Desalar el agua del mar, un proceso complejo muy necesario

La desalinización es esencial para el abastecimiento de agua en zonas de pocos recursos hídricos como la isla. El agua del mar se somete a diferentes procesos para hacerla apta para el uso doméstico

Miles de kilómetros de tuberías soterradas llevan el agua cada día a más de 60.000 puntos de abastecimiento. | D.I.

Miles de kilómetros de tuberías soterradas llevan el agua cada día a más de 60.000 puntos de abastecimiento. | D.I. / d.b. eivissa

Diana Blesa

Diana Blesa

El sencillo gesto de abrir un grifo y que salga agua, algo que damos por hecho en el día a día, requiere en Ibiza de un complejo proceso tecnológico. En lugares con escasez de recursos hídricos, como es el caso de la isla, las plantas industriales son la solución al abastecimiento de agua, ya que no hay masas o flujos superficiales y los acuíferos subterráneos son escasos y muy salinizados.

Continuos análisis para garantizar la calidad del agua.

Continuos análisis para garantizar la calidad del agua. / d.b. eivissa

Así, ¿de dónde proviene el agua del grifo de nuestros hogares? El origen es el mar. «El proceso de desalinización comienza con la captación del agua que se realiza o bien a través de pozos cercanos a la costa o directamente en mar abierto mediante una torre submarina de captación», explican desde Aqualia.

Instalaciones de la desaladora de Santa Eulària.

Instalaciones de la desaladora de Santa Eulària. / d.b. eivissa

Mediante unas potentes bombas, el agua de mar se transporta hasta las desaladoras. «Los más de 11 millones de metros cúbicos de agua que se suministran en la isla de Ibiza se producen en las tres desaladoras situadas en Ibiza, Sant Antoni y Santa Eulària», apuntan desde Aqualia. Unas instalaciones que están conectadas por una red de más de 80 kilómetros de tuberías.

Proceso de desalinización

Cuando el agua del mar llega a las desaladoras se somete a una filtración inicial previa a la ósmosis inversa. En este paso, que es el proceso principal, elevan el agua del mar hasta presiones muy elevadas, y la hacen circular por membranas polimércias que dejan pasar parte del agua con una concentración de sales 100 veces más baja. El resto del agua, aproximadamente un 55%, retiene todas las sales y se reconduce de nuevo al mar, para que se pueda diluir y evitar que su alta concentración genere impactos ambientales.

La ósmosis inversa eleva el agua a presiones muy elevadas, y luego se remineraliza

Con el fin de cumplir con los parámetros sanitarios, el agua obtenida se remineraliza con cal y CO2 de forma controlada, haciéndola apta para el consumo. Además, se añade cloro para evitar cualquier posible contaminación y se somete a continuos controles en laboratorios especializados.

El agua, ya desalada y tratada, se almacena en grandes depósitos (hay 30 en Ibiza). Desde allí, a través de más de 1.000 kilómetros de tuberías soterradas, el agua llega hasta unos 60.000 puntos de abastecimiento permitiendo que, al abrir el grifo, hasta 300.000 personas disfruten del agua corriente durante el verano en Ibiza.

El agua suministrada es absolutamente apta para el consumo humano, a excepción de algunas pequeñas áreas en las que, en ciertos momentos del verano,sufre exceso de salinidad. «Este sistema ha permitido superar veranos especialmente secos como el actual sin restricciones en el suministro», comentan desde Aqualia.

Todo este proceso, complejo y minucioso, es posible gracias al trabajo de unas 150 personas que, equipadas con sistemas de control y comunicación, maquinaria e instalaciones de última generación, velan por garantizar un buen servicio de aguas en la isla.

Pero, además, tienen un reto adicional: poner la innovación y la tecnología al servicio de la calidad, la gestión inteligente y la ecoeficiencia para ser cada día más sostenibles. La producción de agua desalada supone una protección de las masas de aguas subterráneas y los cursos de agua superficiales.