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Música Silvana Estrada Cantante y compositora

Silvana Estrada: «Los medios de comunicación abusan mucho del reguetón, se debería diversificar»

La cantautora mexicana Silvana Estrada, de gira por España, está en Ibiza para ofrecer esta tarde un concierto acústico en el que presentará su primer disco en solitario ‘Marchita’

Silvana Estrada, en una imagen promocional. Madame Vodevil

En plena gira por España, Silvana Estrada (México, 1997) aterrizó el pasado viernes en Ibiza para ofrecer esta tarde, a partir de las 20 horas, un concierto acústico, organizado por The Attic, en un conocido restaurante de Santa Eulària. La cantautora xalapeña, a la que muchos etiquetan como la versión millennial de la gran Chavela Vargas, no había visitado antes la isla. Reconoce que la imagen que tenía de «la capital del tecno» no coincide con lo que se ha encontrado. «Esperaba un paisaje más árido y estoy bastante emocionada de ver montañas, comprobar que todo está super verde y que las playas son una maravilla», explica a Diario de Ibiza en un conversación telefónica un día antes de su actuación, en la que presentará ‘Marchita’, su primer trabajo en solitario.

Silvana Estrada, durante el concierto que ofreció el 20 de julio en el Palacio Real, en Madrid. Helena Llum

Ha estado de gira por España en varias ocasiones. La primera vez que pisó Madrid lo hizo para actuar en el Café Berlín. El pasado 20 de julio actuó en la Plaza de la Armería del Palacio Real. ¿Qué siente al ver cómo crece su carrera?

Para mí es super importante venir a España porque aquí pasa algo muy curioso y es que siento cómo crezco. Cuando actúo fuera de mi país noto más cómo avanza mi carrera, pero estando en México, como me toca ir poniendo piedrita por piedrita cada día, no es tan notorio.

Su concierto aquí va a ser mucho más íntimo que en Madrid...

Será un concierto muy especial precisamente por esta intimidad. Desde que llegué de gira a España mis conciertos han sido en festivales o teatros y con banda y el de Ibiza es el segundo chiquito que hago y eso me tiene super emocionada, porque es ahí de donde vengo, de tocar en lugares pequeñitos. En estas circunstancias se me hace más fácil crear un ambiente como si todo el público y yo estuviésemos en la salita de mi casa y me da el chance, entre canción y canción, de ir explicando qué está pasando en la música y eso me gusta, poder hacer las cosas más cercanas.

En esta gira está presentando ‘Marchita’, que es el sencillo que acaba de lanzar y el título de su primer álbum íntegramente en solitario. ¿Cómo definiría este trabajo?

‘Marchita’ es un canto al desamor. Como disco es un canto al duelo amoroso, pero al mismo tiempo es un canto muy terapéutico. Yo siempre digo que mi música es la manera que tengo de tratar de comprender algo y todo este disco de ‘Marchita’ surge a partir de esta necesidad de explicar qué está pasando en mi interior tras un duelo amoroso. Así que siendo un trabajo que se concentra en el dolor avanza hacia la sanación.

La intensidad y el dramatismo con el que canta recuerdan a grandes mitos como Chavela Vargas o José Alfredo Jiménez, que, de hecho, son dos de sus referentes. Sorprende, por su juventud, que haya tomado a estos artistas como modelo.

Era la música que mis padres oían en casa y la que a mí más me gustaba. Cuando fui creciendo y me empecé a mover en YouTube, curiosamente, en lugar de ponerme a buscar cosas más modernas, lo que buscaba era música en esa misma sintonía, porque era lo que conocía.

Le conocen como la Chavela Vargas millennial. ¿Qué opina de esa etiqueta?

Para mí es muy raro. Antes que nada pienso que es un honor y me parece muy lindo que por la cabeza de alguien se le cruce la idea de que pueda cantar como Chavela Vargas. Ella cantaba desde el corazón, con intensidad y tenía un lenguaje y un histrionismo muy potente que quizás sí que siento que puede tener que ver conmigo. Por eso hacen el símil. Aunque para mí no es necesario, entiendo que lo de poner etiquetas es una necesidad humana. Es una comparación que hacen sobre todo en España. En México hay una cosa que me resulta un poco triste y es que si eres mujer y joven te comparan con otras mujeres que cantan jóvenes, no intentan buscar más allá. A mis compañeros hombres no les hacen eso, pero a mí y a todas las chicas de mi generación nos comparan con Natalia Lafourcade o con Julieta Venegas.

Además del amor y el desamor, en sus letras habla de problemas tan graves como la violencia de género. Me refiero a ‘Si me matan’. ¿Qué realidad hay detrás de este tema?

‘Si me matan’ viene de un momento muy específico de mi vida en que tenía mucho miedo. En México son asesinadas diez mujeres al día, un crimen que se tipificó como feminicidio. Yo crecí en una época muy violenta en Veracruz y cuando empecé a cantar era muy joven e iba a bares a actuar, vivía sola y viajaba por todo el país existiendo peligro. Recuerdo que una vez una niña tomó un taxi y desapareció. La habían secuestrado y apareció muerta, y la prensa y la opinión pública empezó a decir que era porque ella había salido tarde y sola. A mí me pareció espeluznante y me dije que si me hacían cualquier cosa iban a decir lo peor porque yo soy la anti mujer, soy joven, vivo sola, trabajo, salgo de noche... Fue chocante para la comunidad feminista, pero también para mucha gente, que se indignó al ver que culpaban a una niña de su muerte, algo que pasa muchísimo en la prensa. Entonces salió el hashtag ‘si me matan’ para dejar escrito qué queríamos que la gente supiera de nosotras en ese caso, para que no se inventaran cosas que no eran ciertas. Me conmovió mucho ese ejercicio poético y empático y el hecho de que tanta gente se sumara a esa iniciativa y escribiera. Y a partir de ese ejercicio me surgió la idea de convertir lo que yo había escrito en una canción. Tardé mucho en escribirla, porque al principio estaba muy enojada, pero después dije que quería que fuera como un bálsamo, que la cumbre de la canción tuviera que ver con el amor y hacernos saber que no estamos solas, que siempre nos tenemos unas a las otras.

Háblenos un poco más de cuál es la situación de la mujer hoy en día en su país.

Es bastante complicado hablar de ello, hay que entender que México es un país muy grande, muy desigual y muy diverso en sus culturas también. Sí es verdad que hay un miedo generalizado y que hay una violencia ante la cual ningún sector social podemos quedarnos como si nada. Sí estamos viviendo niveles grandes de violencia machista, que no sé si han existido siempre y se están visibilizando ahora o de verdad se están incrementando, como muestran los datos. Lo que está aumentando mucho es el mensaje porque ya no es solo el esposo que mata a su mujer, ahora es el esposo que mata a su mujer, la descuartiza, le pone una bolsa y la tira. Se vuelve cada vez más cruel y usual. Yo creo que la realidad que estamos viviendo es la construcción del miedo. A mí, que vivo allá y que soy de las personas que tienen el privilegio de conocer México de arriba a abajo, me costaría generalizar y hablar de una realidad. Pero sí puedo hablar del miedo que todas conocemos en México y que creo que tiene que ver con una violencia desmedida y del temor de ver cómo esa violencia se acepta y se integra con tanta parsimonia dentro de la sociedad. Lo que más nos tiene que preocupar es asimilar la violencia, que sigamos enterándonos de que están matando a gente y que eso no nos mueva.

Volviendo a su carrera profesional, sus primeros pasos fueron en el jazz. ¿Qué le llevó luego a mirar hacia sus propias raíces musicales?

Realmente no lo sé. Empecé con el jazz porque no tenía muy claro lo que quería y en el jazz conocí la libertad vocal y creativa. Fue entonces cuando me di el chance de explorar y en ese proceso canté todo tipo de música, africana, brasileña, jazz, blues, música coral y también investigué un montón con música francesa. Mientras exploraba me fui armando de recursos técnicos y de lenguaje y así, cuando llegó el día en el que tuve la intención de decir algo, surgió de forma muy natural para mí un universo que contenía lo folclórico, porque de ahí vengo, pero también contenía todo ese otro universo que fui forjando a lo largo de esos años que estuve en la universidad y luego en Nueva York. Yo creo que todo eso juega a favor de haber generado mi identidad como artista.

Ha dado un gran salto en su carrera firmando un contrato con Glassnote Records. ¿Qué significa para usted ser la primera artista latinoamericana que trabaja con una de las casas discográficas más importantes de todo el mundo?

Es un honor. La manera en la que he empezado a trabajar con Glassnote ha sido super bonita. Han sido muy lindos conmigo. Estaba un poco angustiada de empezar a trabajar con una disquera porque es algo que nunca había hecho, pero quería conseguir un hogar para ‘Marchita’ y en ese sentido Glassnote me dio mucha confianza.

¿No tiene miedo a perder independencia?

Claro, sí me da miedo. De hecho es verdad que se pierde, en cosas pequeñitas. Hay que trabajar con otra gente y eso implica otros tiempos y delegar cosas. Ahora tengo un equipo de trabajo grande, uno en España, otro en Estados Unidos, otro en México y pues claro que voy perdiendo la independencia de decidir sobre la marcha de mi propia carrera y da miedo, porque me gustaba mucho eso. Pero al final creo que vale mucho más la pena organizarse y contar con gente, confiar en ella. El trabajo en equipo es mucho más productivo y bonito.

¿No teme que le pudieran sugerir un cambio en su estilo musical?

Eso jamás. Ni siquiera me da miedo porque por suerte tengo un mánager que comprende que esa libertad tiene que quedar intacta por el resto de mi vida y jamás firmaríamos nada ni aceptaríamos trabajar con nadie que pretendiera cambiar mi estilo.

¿Con qué géneros musicales se siente más cómoda y cuáles le le resultan menos atractivos?

Me mantengo bastante abierta. Me gusta divertirme con la música, tengo una parte muy poeta y muy artista, pero también tengo una parte bastante deportiva con la música. No sé si hay realmente un género al cual yo no entraría. A veces en el caso de las letras, si no me gustan, no me gustan, y no hay fuerza sobre la tierra que me haga cantarlas, pero no es una cosa de estilo, es de mensaje. Pero en cuanto a géneros, todos me gustan y creo que tienen su magia.

¿Incluido también el reguetón o el trap?

Sí. En el caso del reguetón y el trap siento que su fuerza está en un lugar muy diferente a mi música y también creo que la diversidad está muy bien. Me gusta mucho bailar y todo lo que se baile a mí me gusta, música electrónica, salsa, son cubano, música africana... Lo que a veces me parece que puede ser un poco reprobable y que valdría la pena reflexionar en la industria es la homogeneización de la música radial. De repente parece que todo el mundo está haciendo reguetón y urbano, y lo entiendo, porque son muy bonitos y muy pegajosos, pero es verdad que quizás se está abusando un poco porque a veces prendes la radio en México, pasan cinco horas y las cinco son de reguetón. Pienso que se debería diversificar. Yo creo que la escena musical del mundo es super diversa y eso se debería reflejar más en los medios grandes de comunicación, la radio, la tele...

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