El número de usuarios que acude a Cáritas Diocesana Ibizaen busca de alimentos vuelve a repuntar tras el cierre de la temporada en la isla, que supone la pérdida de los ya de por sí pocos empleos generados este año.

Si al principio del estado de alarma la entidad vio cómo las cifras de usuarios se disparaban hasta alcanzar las 500 personas semanales, los meses de julio y agosto fueron un poco más benévolos y las cifras bajaron hasta las 300 personas, para volver a alcanzar el medio millar a principios de este mes de septiembre.

Cáritas Ibiza, que pasó en los primeros meses del confinamiento de repartir de lunes a viernes los alimentos a hacerlo tres días por semana -lunes, miércoles y viernes-, está volviendo a barajar la posibilidad de aumentar de nuevo los días de reparto debido al repunte de usuarios, explica el coordinador, Gustavo Gómez.

«Hace algo más de un mes y medio decidimos repartir la comida nuevamente tres días a la semana. Ahora nos planteamos abrir el Banco de Alimentos cada día porque los números vuelven a dispararse», explica el coordinador. «Seguimos con las mismas cifras que cuando comenzó la epidemia», destaca.

Un 16 % más que en 2019

De momento, en lo que va de año la entidad ha repartido ya a un16% más de usuarios que en 2019. Si el año pasado la cifra total no alcanzó las 2.000 personas, este año los números se sitúan ya en más de 2.300, de los que el 50% nunca había tenido que recurrir a sus servicios.

«Hemos notado un incremento muy grande en el número de latinoamericanos y naturales del Caribe que vienen a nuestras instalaciones, que se sitúa en un 50% del total. El volumen de españoles es del 21%, similar a años anteriores», explica Gómez. Los usuarios del norte de África también se han disparado, una lectura sociológica comprensible, según el coordinador, ya que «son los que más al día viven y los que disponen de menos recursos para salir adelante sin los ingresos diarios derivados, en su mayoría, del turismo».

140 toneladas de comida

Lo mismo ocurre con el volumen de comida. «En 2019 se repartieron 100 toneladas de comida entre los usuarios, este año ya llevamos en torno a las 140 ó 150 distribuidas», puntualiza Gómez. El coordinador estima que la entidad ha destinado en torno a los 150.000 euros a comprar alimentos, y recuerda que, durante el peor momento de la crisis, esa cantidad no fue suficiente.

«Durante el estado de alarma muchas empresas, así como particulares y la Administración, hicieron donaciones de alimentos y de productos de higiene. No sé cómo lo hubiésemos conseguido si no», relata y aprovecha para animar a la gente a que siga aportando su granito, ya que «el panorama es desolador».

Con respecto al Servicio de Empleo que ofrece la entidad, el número de personas que solicitan ayuda también ha aumentado, por lo que no dan abasto. «Hemos querido potenciar todo lo posible la orientación e inserción laboral y desde el año pasado optamos por trabajar con un número reducido de personas para llevar a cabo una atención más completa y tratar de facilitarles un trabajo a través del Servicio de Empleo y los talleres laborales.

Sin embargo, cada vez son más los que acuden a nosotros para que les ayudemos en la búsqueda», informa Gómez, que augura un invierno muy difícil aunque no pierde la esperanza y afirma que Cáritas trabaja cada día con «ilusión y con ganas», a pesar de que «hay veces que se te cae el alma a los pies cuando ves las situaciones que tienen que atravesar cada vez más más familias», lamenta el coordinador.

El Servicio de Empleo también se ha visto resentido debido a la baja demanda de trabajadores, ya que muchos de sus convenios de colaboración son con hoteles y «este año no han podido ni incorporar a sus plantillas al completo». «El invierno será complicado. Tendremos que esperar a que surja una vacuna y a que terminemos con el problema sanitario y, a partir de ahí, entre todos, con la Administración y el tejido empresarial, se empiece a mejorar y se pueda ir contratando a gente y vaciando Cáritas», comenta esperanzado.

La atención psicológica preocupa también mucho al coordinador de la entidad, por ello, durante la crisis, Cáritas ha incorporado dos psicólogas voluntarias al equipo. «Tenemos un servicio de atención psicológica que procura levantar la moral a los usuarios y motivarlos a buscar trabajo, pero claro, tal y como está el panorama, no es fácil», explica.

Familias vulnerables

La declaración del estado de alarma en marzo y la pérdida de trabajo que trajo consigo para millones de personas en toda España y en particular en Ibiza, debido a su acuciada temporalidad, provocó que los bancos de alimentos de los servicios sociales y de entidades como Cáritas vieran crecer el número de usuarios a diario.

La avalancha de familias que han visto en estos servicios su única salida para poder llevar comida a casa, bajó hace aproximadamente un mes y medio en la isla debido a la apertura, más tarde de lo habitual, de algunos restaurantes y hoteles.

La llegada de turistas, aunque escasa, permitió que algunos usuarios de la entidad pudieran incorporarse al trabajo al menos durante algún tiempo. Sin embargo, las nuevas y cada vez más estrictas restricciones, así como las cuarentenas impuestas por numerosos países europeos a los viajeros, han provocado un cierre definitivo de la temporada casi a principios de este mes, con la pérdida de empleo, el temor y la desesperanza que ello supone para muchos ciudadanos.