La piel es el órgano más extenso del cuerpo y entre sus principales funciones está la protección, constituye uno de los órganos que más sufre los efectos secundarios de las terapias oncológicas.
Los problemas dermatológicos más importantes que suelen aparecer a raíz de estos tratamientos suelen ser: la sequedad extrema, el picor, acné, erupciones rojizas, fisuras en manos y pies, rotura de las uñas y la fotosensibilidad.
Los efectos secundarios tienen un gran impacto no solamente en la piel y sus anexos, sino también sobre la apariencia y la calidad de vida de los pacientes. Es importante conocer los cambios que se pueden producir y cómo cuidar la piel en esta etapa. Generalmente las manifestaciones suelen ser temporales y reversibles.
Las cuidados básicos de la piel son cuestiones que se plantean la mayoría de los pacientes oncológicos ante los cambios de imagen que se derivan de los tratamientos de quimioterapia y radioterapia a la hora de afrontar un cáncer.
Los impactos negativos son físicos, funcionales, psicológicos, emocionales y sociales. Es recomendable mimar y cuidar la piel, ayudando a aumentar la autoestima, reducir la ansiedad, devolviendo la mejora de la imagen y del estado de ánimo.