La fiebre de los patinetes eléctricos parece aún lejos de llegar a Ibiza. Tal vez sea porque las distancias urbanas que hay que recorrer son pequeñas o porque se opta por otro tipo de vehículos, lo cierto es que todavía son pocos los que se ven circulando por las calles y en diferentes establecimientos comerciales de la isla resaltan que no se trata de un objeto muy codiciado. En todo caso, mientras la Dirección General de Tráfico (DGT) elabora una normativa que regule su uso, algunos ayuntamientos trabajan para incorporar estos vehículos y unas normas básicas de circulación a sus ordenanzas.

En Es Brico, Cristina Ribas explica que tienen dos modelos tipo Hoverboard -en los que se circula sobre una plataforma con dos ruedas y dos espacios para colocar los pies- y destaca que hace tiempo que los clientes no preguntan por ellos. «Hace tres años salieron como novedad. Eran más caros y entonces la gente sí que preguntaba y se agotaron», resalta y agrega que ahora el precio es más económico, entre 119 y 149 euros, pero que ha decaído el interés.

En su opinión, se trata de un vehículo destinado a adultos porque «coge bastante velocidad», aunque reconoce que no es sencillo de manejar, pues requiere de mucho equilibrio, algo que, apunta, se les da mejor a los niños. En este sentido, en la caja del patinete se indica que es para mayores de 16 años, que el peso de quien lo utilice debe estar entre 20 y 100 kilos y que hay que llevar casco.

Distancias cortas

En Citubo tienen cuatro modelos de patinetes, uno para adultos -también tipo Hoverboard-, y tres para niños. Una trabajadora resalta que, como apuntaba Ribas, cuando salieron a la venta los de adultos tuvieron mucha demanda, «aunque costaban 300 euros». Sin embargo, y aunque ahora se venda por 174 euros el modelo que ellos tienen, no cree que en Navidades se incrementen sus ventas, pues aunque en la Península sí parecen estar de moda -Ribas comenta que hace unos días estuvo en Barcelona y vio muchos por las calles-, en la isla pueden no tener tanta utilidad, pues las distancias en ciudad son mucho más cortas.

Respecto a los infantiles, resalta que tampoco tienen gran demanda. Por su experiencia apunta que los niños y niñas prefieren o motos o coches con batería y patinetes «de los que empujan ellos».

En Milar, sin embargo, señalan que tienen patinetes tipo Hoverboard para niños a partir de 8 años «con bastante demanda», si bien aclaran que los padres no los compran para que circulen por la calle, sino para «jugar en el parque». Sobre los modelos con manillar, destinados a adultos, afirman que en dos años habrán vendido, «como mucho, seis o siete».

Precisamente, en Fita tienen un modelo con manillar que trajeron para el Black Friday, pero no lo han vendido aún. «No ha venido gente a preguntar, creo que no hay mucha demanda», explica Vicente Arabí, encargado de la zona de electrodomésticos del establecimiento, que resalta que en la isla no se ven demasiados de estos patinetes, que alcanzan los 20 kilómetros por hora.

Estudiando su regulación

A pesar de que todavía sean pocos los patinetes eléctricos en circulación, algunos ayuntamientos ya se plantean regular su uso, mientras la DGT elabora una normativa al respecto. Y es que su proliferación en grandes ciudades y conocer que uno de estos vehículos arrolló mortalmente a una mujer de 92 años en Esplugues de Llobregat, puso el debate sobre la mesa.

Así, en Sant Antoni «está previsto modificar las ordenanzas para incluir este aspecto», dicen fuentes municipales, que agregan que los técnicos «están recabando» información para ello. Por contra, en Sant Josep no tienen regulación específica ni se prevé de momento.

En Santa Eulària comentan que mientras «se cierran acuerdos nacionales para igualar la regulación» y según el tiempo que esto se demore, quieren desarrollar en alguna ordenanza -quizá «la de convivencia o la de circulación»- «los aspectos esenciales y que suelen despertar consenso, como prohibirlos en las aceras y limitarlos en las calzadas, de forma que puedan circular de forma segura».

En Vila, por su parte, apuntan que no se descarta, «si se considera necesario», regular de forma específica su uso durante esta legislatura, pero que, a día de hoy, lo que se hace es aplicar la instrucción que ya existe de la DGT. Precisamente esta instrucción, que data de 2016, define a los patinetes como vehículos de movilidad personal y especifica que no es posible asimilarlos al peatón ni catalogarlos como vehículos a motor.

Sobre la normativa, detalla que «podrán ubicarse físicamente en el ámbito de la calzada, siempre que se trate de vías expresamente autorizadas por la autoridad local» y que corresponde a ésta autorizar su uso en aceras, zonas peatonales y parques o habilitar carriles especiales «con prohibiciones y limitaciones que considere necesarias para garantizar la seguridad». Asimismo, señala que no requieren de permiso de circulación ni seguro.

Ahora, no obstante, la DGT está inmersa en un proceso de regulación de estos vehículos, que todavía se encuentra abierto. Según publicó Efe, se hará a través de un real decreto, que los catalogará como «vehículos de movilidad personal de propulsión eléctrica».

En principio, la normativa recogerá que en ellos sólo pueda circular una persona, siempre por la calzada y con una velocidad máxima de 25 km/h, dejando en manos de los ayuntamientos que planteen excepciones al uso por aceras. Además, se prevé que los conductores deban someterse a controles de alcohol y de drogas, no se necesitará permiso de conducción y, aunque inicialmente no será obligatorio el casco, desde la DGT han señalado que «su uso debería ser de sentido común».

Asimismo, los patinetes deberán cumplir unos requisitos mínimos de tamaño de ruedas -no inferior a unos 20 centímetros- y potencia -por debajo de 2.000 vatios-, y sobre el seguro, Tráfico aún no tenía nada cerrado.