La directora general de Recursos Hídricos del Govern, Joana Maria Garau, considera que las nueve depuradoras que gestiona este organismo en las Pitiusas «funcionan bien», con la única salvedad de la de Vila. Garau negó las conclusiones del informe hecho público esta semana por los ecologistas del GEN y la Alianza por el Agua, que apuntaba a que el 40% del agua supuestamente depurada que se vierte al mar está en realidad contaminada.

En todo caso, admitió que ese porcentaje es precisamente el que representa el volumen de materia fecal que trata la depuradora de Vila sobre el conjunto de la isla. «Los datos que tenemos es que en la depuradora de Ibiza no se cumplen los parámetros, y por eso el Ministerio está construyendo una nueva», afirmó.

«Peor sería sin depuradoras»

«Peor sería sin depuradoras»

En todo caso, la directora general consideró que no es posible verter agua totalmente limpia al mar desde las depuradoras. «La tecnología de depuración no puede garantizar nunca que el agua que sale de una planta te la puedas beber. No podemos pretender que no haya ningún tipo de impacto, porque las depuradoras son sólo una parte de la solución», y aludió a las tuberías y canalizaciones que dependen de otras administraciones.

Las depuradoras «tienen un impacto, pero sería peor si no hubiera estas instalaciones», añadió. «Que salga completamente limpia es imposible», insistió.

Joana Maria Garau consideró que tal vez podría alcanzarse ese objetivo «si se hiciera un sistema de ósmosis o tratamientos espectaculares, pero eso tiene un coste muy elevado y como sociedad hemos de saber si queremos asumir ese coste o bien un cierto impacto sobre el medio». «El impacto cero lo veo muy complicado, y además la ósmosis consume mucha energía», señaló. Por ello, «la solución de compromiso» es la que se aplica actualmente.

Según dijo, «sólo a causa de la diferencia de salinidad de las aguas depuradas y el agua del mar ya se produce un impacto sobre el medio marino», añadió.

En cuanto al tratamiento terciario que reclama la Alianza del Agua (y que, de hecho, prevé el propio Plan Hidrológico para Ibiza, sin que nunca se haya aplicado), la directora general reiteró el argumento de que «ha de haber demanda agrícola para este tipo de tratamiento terciario». «Está muy bien que en Ibiza haya ahora esta inquietud por reutilizar este agua, pero debe existir una demanda», recalcó.

También recordó la salinidad que transportan las redes de alcantarillado y que acaba yendo a parar a las depuradoras, deteriorando la calidad del caudal tratado.

En cuanto a la nueva depuradora de Vila y a las canalizaciones que deben llegar hasta ella, la responsable de Recursos Hídricos aseguró: «Estamos en conversaciones con el Ministerio para definir el trazado y las expropiaciones». Sin embargo, aseguró que «hay que hacer mucho trabajo con los ayuntamientos afectados», que ha de conceder licencia. «Si ellos están callados, ya es otra cosa», agregó.

La Alianza del Agua ha denunciado recientemente que la construcción de las canalizaciones se mantiene paralizada, por lo que se podría retrasar la entrada en funcionamiento de la depuradora, incluso si se termina su construcción en el plazo previsto.