El Día de las Librerías pasó ayer «sin pena ni gloria» por Ibiza. Aunque buena parte de los establecimientos que se dedican a la venta de libros en Vila se sumaron a la convocatoria de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal) ofreciendo un descuento en sus productos del 5 por ciento, pocos clientes sabían ayer de la celebración de esta jornada dedicada a los amantes de la lectura.

Hace ocho años que Cegal puso en marcha esta iniciativa, que «comenzó con mucha fuerza», pero que ahora «ha perdido fuelle». «Desgraciadamente esta jornada no tiene la repercusión que debería», opinaba Julián Sanz, que está al frente de Hipérbole, que con 32 años es una de las librerías más antiguas de Ibiza.

Sanz no es muy optimista con el panorama actual ni el futuro de este sector en la isla. Considera que las librerías son «una especie en extinción en Ibiza» y que «prácticamente son negocios insostenibles».

Sanz lamenta que estos establecimientos vayan desapareciendo del paisaje urbano de Vila mientras proliferan como setas otro tipo de comercios como los gimnasios, las peluquerías y los centros de belleza.

Aprovechando la celebración del Día de las Librerías, Sanz reivindicaba ayer «más apoyo institucional al sector por parte de las administraciones». A esta petición se sumaba también Pedro González, responsable de Sa Cultural, la librería más joven del municipio con sólo dos años de vida. «Creemos que es necesario un respaldo más directo de las instituciones, además del apoyo de centros educativos y bibliotecas», explicaba el librero.

La clave, diversificar

La clave, diversificar

A pesar del «panorama complicado actual», González está convencido de que el sector «tiene futuro» si se reinventa. «Las librerías, además de un lugar con estanterías de libros, tienen que ser un espacio dinámico con actividades culturales y que ofrezca otro tipo de productos», comentaba.

Katerina Segarra, propietaria de El Barco de Papel, una librería infantil y juvenil de Ibiza que cumplirá en 2019 diez años, también apuesta por la diversificación para garantizarse un futuro. De hecho, en este comercio la mitad de las ventas corresponden a productos de papelería y el resto a la comercialización de libros.

Para abrir hoy en día un establecimiento de este tipo en Ibiza hay que ser «valiente», opinaba Segarra, que actualmente, con los conocimientos y la experiencia que acumula, se lo pensaría dos veces antes de embarcarse en esta «bonita» pero «complicada» profesión. «A pesar de que hemos incrementado las ventas, los costes son muchos», aseguraba la propietaria de El Barco de Papel, que al igual que Hipérbole, ha notado un pequeño aumento de la afluencia de clientes tras el cierre de la Librería Vara de Rey.

Rosa Torres, dependienta de la Papelería Ca'n Verdera, la más antigua de la isla y la única del barrio de la Marina, afirmaba que «el negocio ha ido a menos». Este local con más de un siglo de vida en la actualidad se centra más en la venta de artículos de papelería, prensa y revistas, que en la venta de libros.

En la Llibreria Mediterrània, un establecimiento con una trayectoria de 23 años especializado en libros de temática pitiusa, nunca han celebrado el Día de las Librerías y ayer no fue una excepción. Su propietario, Vicent Marí, reconocía que «este tipo de comercio da para subsistir». Además de su «parte romántica», señalaba, «hay que tener muy en cuenta los números» y controlar los gastos.

«El panorama para las librerías en Ibiza, está mal, cerró la de Vara de Rey, la más potente, pero yo me quiero jubilar de librero», apuntaba con optimismo.

Fomentar la lectura

Fomentar la lectura

En opinión de Marí, es importante «fomentar el hábito de leer desde edades tempranas». Se quejaba, además, de que se potencien «otros aspectos del ocio en lugar de la lectura, que es el mejor canal para evadirse».

A su librería se acercó al mediodía Josep Antoni Ribes, uno de los pocos clientes que estaban al tanto de la celebración del Día de las Librerías. Este ávido lector, que «compra más libros de los que puede leer», calificaba de «complicada» la situación del sector en Ibiza. «Nos han quitado un gran referente, la librería Vara de Rey, pero todavía quedan algunas librerías que funcionan bien», comentaba.

Un poco antes, Elena Álvarez, una joven vallisoletana fan de los cómics, hojeaba entre las estanterías de Hipérbole. Lleva un año viviendo en Ibiza y ya se ha hecho una idea del panorama en la isla, «aquí veo muchos bares pero pocas librerías», lamentaba.