El filólogo Joan Albert Ribas bromea con los problemas de espacio y de falta de comprensión que le supone su bibliofilia. Su colección de libros de temática pitiusa supera los 700 ejemplares, una pasión que nació durante su periplo universitario en Palma. «Empecé a comprar todas las publicaciones relacionadas con Ibiza que encontraba en anticuarios o librerías de viejo», recuerda, hasta que acotó su búsqueda a los libros de viaje y guías turísticas, de los que ha reunido unos 350. «A todo el mundo le gusta saber qué se ha dicho de su tierra», subraya.

Esta pasión por el coleccionismo de libros la comparte con el conseller de Cultura y Patrimonio, David Ribas, en cuyo departamento trabaja Joan Albert Ribas como técnico de normalización lingüística. Así que la conexión acabó fructificando en la exposición que se inaugura esta tarde en Sa Nostra Sala, con una recopilación de 150 publicaciones. «Nos propuso una selección de materiales para dar una visión global de 150 años de historia de la isla a partir de libros, guías o postales», destaca el conseller.

Las piezas más antiguas de la muestra son tres ediciones de 'Guía de forasteros en las Islas Baleares', de 1851, 1860 y 1867. Se trata de una especie de 'Who's who' para recopilar todas las autoridades militares, civiles y eclesiásticas. Este mismo espacio temático sigue con los libros de los grandes viajeros de finales del siglo XIX, como el archiduque Luís Salvador o Gaston Vuillier.

Obras de artesanía

Las publicaciones de este periodo fascinan especialmente a Joan Albert Ribas porque son «auténticas obras de artesanía, con estampaciones doradas, un papel de un gramaje especial o unas ilustraciones muy complicadas de reproducir con los medios de la época». Muchas de las imágenes que acompañan a las publicaciones se han reproducido en mayor formato para la exposición con el fin de destacar la visión que tenían de Ibiza los cronistas de la época.

Así, destacan las escenas costumbristas como las de Vuillier en 'Las islas olvidadas, viaje a Ibiza'. «Él era mucho mejor artista que literato, desde luego», subraya el coleccionista ante un grabado de un hombre con los ojos vendados que apalea una gallina colgada.

Imágenes como esta contribuyeron a divulgar una isla atrasada y violenta, pero si hubo una leyenda negra de Ibiza fue sobre todo por Vicente Blasco Ibáñez y su novela 'Los muertos mandan' (1909). «Nos trataba de sanguinarios, siempre con la cuchilla a mano o con el trabuco y esta idea se perpetuó». Hasta el punto de que los cronistas posteriores se dedicaron a desmontar el mito creado por la obra de ficción del valenciano. «Lo desmentían aposta, subrayando que 'en contra de lo que nos habían dicho', hemos encontrado gente muy hospitalaria», apunta Ribas.

La exposición sigue con la conversión de Ibiza en destino turístico, con una etapa incipiente en los años 30, cuando se inauguraron los primeros hoteles «propiamente dichos», el Montesol, el Portmany y el Vistamar de Santa Eulària. La Guerra Civil «corta radicalmente» esta progresión, pero ya llega el boom a partir de finales de los años cincuenta y la muestra da una visión de su crecimiento exponencial en las décadas siguientes.

Industria gráfica

Así, la exposición se completa con espacios dedicados a la industria paralela que se creó con la llegada masiva de visitantes. «La demanda fue muy importante y todas las imprentas, como Casa Ramón, Verdera o Isla, se dedicaron a los mapas turísticos y postales», detalla el coleccionista. Posteriormente, editoriales como Balàfia Postals o Mediterrània siguieron este camino con sus propias guías turísticas. Además, se dedica una vitrina a una de los grandes pioneros en esta industria gráfica, Toni Figueretes, que está a punto de cumplir 90 años y que participará en la inauguración de esta tarde.

Otras curiosidades vintage recopiladas durante años por Joan Albert Ribas también se exhibirán en vitrinas. Es el caso de su colección de las etiquetas de hoteles ibicencos de los años 50, con tipografía de la época, «que se ponían en las maletas para demostrar que se era una persona viajada». El público también se sorprenderá al redescubrir souvenirs tan entrañables como las vistas estereoscópicas o acordeones de postales, algunas de ellas de los primeros años del siglo pasado.

Los espacios monográficos de la colección se completan con un apartado dedicado a postales, con curiosos testimonios de los turistas, otro sobre la publicidad en las guías turísticas y la clasificación de las imágenes más usadas para las portadas. Como es previsible, la panorámica de Dalt Vila figura en primera posición, pero, salvo Joan Albert Ribas, poca gente debe conocer que existe un libro de viajes italiano cuya tapa luce el clásico skyline de la ciudad antigua al revés.