La madre de uno de los niños discapacitados del centro de educación especial de Sant Josep, gestionado por la asociación Amadiba, ha sacado al pequeño del centro y ha puesto una queja en la conselleria de Educación. La madre denuncia la «mala atención» a su hijo que, asegura, llegó un día del centro «con una uña arrancada». La delegada de la conselleria de Educación en las Pitiusas, Margalida Ferrer, afirma que, tras la denuncia, se ha investigado el caso: «No tenemos constancia de que se haya producido ninguna agresión o negligencia del personal, en todo caso, habrá sido un accidente».

Explica que su hijo, preadolescente, tiene una parálisis cerebral completa -«no ve, no anda y no habla»- y, tras pasar toda su vida escolar en el colegio de Can Raspalls, decidió, este curso, matricularlo en el nuevo centro de educación especial: «Me lo propusieron, me dijeron que era la mejor opción, por transporte, por horario y que estaría muy bien porque había un aula para alumnos con diversas discapacidades. Además, junto con otras madres yo había estado batallando mucho para la creación de un centro especial, así que no me lo pensé».

La madre explica que el primer día de clase faltaba material para atender a su hijo: «No había un cambiador, a pesar de que habían estado funcionando con la escuela de verano y de que conocían las necesidades. Tampoco había fisioterapeuta ni especialista de audición y lenguaje, ni estaba lista la furgoneta para el transporte escolar. Soy consciente de que los principios son difíciles, así que le dimos al centro un tiempo, pero un día que mi hijo no recibe fisioterapia es un día perdido».

Una uña «arrancada»

En ese momento en el centro había 20 matriculados, indica la madre, 17 con trastornos graves de la conducta y tres con diversas discapacidades. A principios de octubre, relata, el niño llegó del centro con un golpe en la mano: «No le dimos importancia». Al cabo de unos días, al llegar del centro, vieron que le faltaba un trozo de uña que, además, tenía sangre seca: «Nos preocupamos porque no le había pasado nunca nada así, ni en el colegio en el que ha estado muchos años, ni en ninguna actividad de ocio y respiro de Apneef [Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Eivissa y Formentera]».

El día 11 de octubre, explica la madre, recogió a su hijo en el parque de la Paz y, al llegar a casa, se dio cuenta de que el niño tenía un dedo completamente ensangrentado y le faltaba una uña.

En ese mismo momento, explica, llamó a los responsables del centro para preguntar qué había pasado: «Nadie sabía nada, me dijeron que averiguarían qué había ocurrido y me llamarían». La madre llevó al niño al servicio de Urgencias del centro de salud de Vila, donde curaron al adolescente y «el médico hizo un parte de lesiones»: «Me dijo que la uña se había arrancado a trozos, poco a poco, no de un tirón. Mi hijo no puede hablar, pero sí chillar y llorar. Si le habían arrancado la uña así ¿cómo nadie le escuchó?». La madre, que no quiere ni imaginar el dolor que sintió su hijo, indica que al revisar la chaqueta vio «unas líneas verticales de sangre», lo que, a su entender, «significa que alguien le puso la chaqueta con el dedo herido». Unas horas después, continúa, recibió una llamada de los responsables del centro en la que le repitieron que no sabían qué había pasado.

Cambio de centro

Cambio de centro

La mujer está convencida de que otra persona tuvo que arrancarle la uña a su hijo y, ante el miedo de que volviera a sucederle algo así, ella y su marido decidieron no llevar más al niño al centro. «Al principio, cuando vi los golpes, arañazos y el trozo de uña que faltaba, pensamos que se trataba de algo puntual, con lo de la uña arrancada nos preocupamos mucho», comenta la madre, que confía en que, al sacar a la luz su caso, se extremen las precauciones en el centro.

La delegada de la conselleria de Educación explica que, antes del último suceso, que relata la madre los padres se reunieron con ella para solicitar un cambio de centro. Una petición que reiteraron días después, cuando ya habían decidido quedarse al niño en casa. La delegada, que se muestra «preocupada» por la «alarma» que pueda causar la denuncia de esta familia, asegura que desde el primer momento se puso el caso en manos del departamento de inspección para que investigara qué había ocurrido. «Han ido varios días al centro, donde les han explicado los protocolos que se siguen, tanto en el centro como en el transporte», apunta la delegada, que señala que el niño, en el autobús escolar, tiene su lugar al fondo del vehículo y que, además, viaja separado de los demás. La delegada asegura que, tras las investigaciones, «no se puede concluir que la herida esté causada por una agresión ni por una negligencia del personal». «No sabemos cómo se ha producido, si ha sido un accidente, si se le enganchó la uña al quitarle la chaqueta o si se lo hizo con la silla», indicó la delegada, que hizo hincapié en que la intención de la conselleria es que todos los niños y adolescentes «estén lo mejor atendidos posible». Además, resaltó lo «agradecidas» que están muchas familias, ya que hasta la apertura del centro la única opción para sus hijos era estar ingresados en un centro especial en Mallorca. Ferrer confía en que no haya más casos como el denunciado por esta familia y adelanta que quizás haya que plantearse si chicos con trastornos graves de la conducta y grandes discapacitados deben estar en el mismo centro.

De la misma manera, indica que finalmente se ha podido escolarizar al niño en el mismo centro en el que estaba hasta este curso. «La familia no confiaba en el centro especial y se ha buscado la mejor solución posible», afirma.

La madre lamenta que, tras lo sucedido, «nadie del centro se ha interesado por cómo está el niño».