Mucho dinero en muy poco tiempo. Así definen la temporada en Ibiza durante los meses de verano muchas de las personas que se dedican a trabajar en la isla y que después vuelven a su ciudad para pasar el resto del año. La llegada del turismo aumenta considerablemente los puestos de trabajo e Ibizay Formentera se encuentran en un «buen nivel» nacional respecto a la disposición de empleo durante estos meses de calor por lo que, a parte de ser una isla muy deseada por sus playas y sus fiestas, también es deseada por la oportunidad de trabajo. «No es que haya venido más personal de fuera sino que ese personal de otros años ha repetido. En comparación con otros años sí que es verdad que la cantidad de personas que vienen de fuera o de la península ha sido mucho mayor. Sin embargo, en comparación con 2016 los resultados han sido muy parecidos», aclara Alfonso Rojo, presidente de la Petita i Mitjana Empresa d’Eivissa i Formentera (Pimeef).

Los trabajadores consultados por este periódico coinciden en que en Ibiza se encuentra más oportunidades de trabajo que en el resto de la península. «Soy originaria de Rumanía, pero llevo muchos años viviendo en España y la mayor parte del tiempo en Cataluña. Hace seis años vine a Ibiza para trabajar durante la temporada porque me ofrecieron un puesto bastante estable. Me trasladé aquí precisamente porque en la península no hay muchas oportunidades de trabajo y es más difícil conseguir un empleo. Estuve mucho tiempo buscando en diferentes lugares y por fin encontré aquí. Además, quería cambiar de aires», explica Raluca Solomón, camarera en uno de los chiringuitos del barrio ses Figueretes.

En comparación con otros años, la cantidad de trabajadores de fuera ha aumentado considerablemente ya que la temporadas ha empezado con más fuerza desde los meses de abril y mayo.Otros años

Otros añosEl hecho de que las temporadas arrancaran con más flujo de turistas obligó a las empresas a reaccionar. Las empresas planificaron con antelación las contrataciones para poder tener a mano soluciones a cualquier tipo de problema sobre alquiler o de falta de trabajadores. «En 2016 se empezó a contratar a la plantilla discontinua para dos o tres meses pero este año se ha planificado todo con antelación contratando al personal para los seis meses de verano porque los empresarios no nos hemos querido pillar los dedos. Se ha demostrado que tener las plantillas lo mas llenas posibles ha sido una decisión muy acertada. Los pequeños empresarios tienen que ver si podrán trabajar durante todo el año o sólo la temporada. Como puede ser en el caso de mi empresa, que trabajamos todo el año, hay pocos discontinuos que este año no hayan podido hacer los seis meses. Queremos tener una plantilla de lo más homogénea y de calidad pero casi nunca se consigue tenerla toda al completo con personal fijo», comenta Rojo.

A pesar de que en los últimos dos meses la situación haya perdido el ritmo con el que se había empezado en abril, los números han descendido de forma poco significativa y los resultados son «muy buenos» en comparación con otros años en los que las temporadas eran más relajadas. «El problema del año pasado es que nos pilló todo de improvisto. No nos imaginábamos la fuerza con la que íbamos a entrar en la temporada y el personal empezó a contratarse para nada más que tres meses. Este año en febrero los números ya empezaron a ser grandes. Las ventas a principio de campaña (abril y mayo) fueron buenas pero en el mes de julio y agosto se ha notado una especie de desaceleramiento en comparación con 2016. Otro problema fue que tuvimos expectativas muy altas y teníamos pensado que todos los meses de la temporada se mantendrían igual de fuertes. Lo que queríamos era que todo fuese en aumento, desde el inicio hasta el final pero, hablando en números récord, nos hemos encontrado, en algunos negocios, en temporada alta con números más bajos de lo esperado. Para resumir, hemos tenido muy buenos resultados con la temporada baja, la alta ha sido normal comparándola con el año pasado y ahora falta octubre y septiembre por ver y entonces ya se podrá asegurar que la temporada del año ha sido buena», añade Rojo.

El precio por trabajar

El precio por trabajarPor otra parte, uno de los problemas que se encuentran las empresas a la hora de contratar a estos trabajadores son la condición de un precio «excesivo» de las viviendas en Ibiza. Las empresas se ven afectadas porque esta situación les obliga a subir el salario para poder cubrir la necesidad de hospedaje del trabajador durante la estancia en la isla. «El tema de la vivienda ha condicionado mucho a las empresas, sobre todo al principio de temporada. Ha habido personas que fueron contratadas desde el principio pero cuando se encontraron delante de una situación económica insostenible tuvieron que rechazar el trabajo. Han encontrado precios muy altos, entre unos 800 y 1000 euros por un piso donde solo puede vivir una persona, o el alquiler de una habitación por 500 euros. Los empresarios hemos tenido que negociar con ellos. Se ha contratado de una manera bastante condicionada porque los contratos deben ofrecer un buen sueldo para que el trabajador pueda pagar un alquiler y, a la vez, pueda ahorrar una parte del salario. Esto supone que si ofrecemos un salario basura, los profesionales o la gente buena que nos hacen falta terminarán marchándose de la isla por no poder sacar un mínimo beneficio. Si quieres una plantilla de calidad, hay que pagar un sueldo de calidad», comenta el presidente de la Pimeef.

En algunos casos, los trabajadores hubieran preferido trabajar en la isla durante una temporada más larga pero han decidido no arriesgarse con los alquileres porque «no creen que puedan lidiar con tal cantidad de dinero durante un año completo». Sin embargo, algunos tienen la suerte de su parte en relación con el alquiler. «Yo soy de Asturias y he venido a trabajar a Ibiza porque mi pareja es de aquí por lo que ya llevo tres años haciendo temporada aquí. Seguiré viniendo aquí las próximas temporadas y como no tengo que pagar alquiler porque vivo con mi pareja tengo pensado quedarme durante todo el año. Hay que mirar el lado bueno de Ibiza. No se vive igual que aquí en ningún otro sitio y aunque los precios estén disparados, nos podemos apañar de mil maneras», comenta Alba Marina, dependienta de la tienda de ropa Stiu Ibiza en la zona de ses Figueretes.

No todo son beneficios y alegría por poder trabajar en Ibiza. El trabajo se hace más duro cuando el turismo está en su punto álgido. «Qué puedo decir. Está bien trabajar en Ibiza porque ganas mucho dinero en un tiempo bastante corto pero también trabajas como en un año en seis meses. Tienes el mismo ritmo que en un año de trabajo y lo acumulas durante la mitad de ese periodo», añade Solomón.

Ahorrar para estudiar

Ahorrar para estudiarPor otra parte, no solo los trabajadores de fuera quienes aprovechan el verano en Eivissa para ahorrar un «poco de dinero». Los estudiantes son otro grupo de trabajadores temporales en la isla que pretenden ganar el máximo beneficio para poder invertirlo en sus estudios fuera de la isla. «Trabajo en la cocina como friega platos en una empresa que pertenece a los Jets. Aunque no es el trabajo soñado, me resulta necesario para ahorrar y luego invertirlo en mis estudios en Madrid», explica Isa Cebrian.

Ellos componen esa parte del cuarenta por ciento de los discontinuos en la plantilla de las empresas y que se consideran como un refuerzo. «Este año, en nombre de los empresarios, hemos intentado contratar el mayor número posible de trabajadores en las horas puntas. Del 15 de agosto hasta final de temporada se han contratado a los estudiantes que han vuelto a la isla después del curso. Este tipo de trabajadores es una plantilla discontinua que se contrata como refuerzo del personal», detalla Rojo.

Pero los estudiantes que han vivido toda la vida en la isla no sólo tienen el empleo como la única razón para volver en vacaciones. «Trabajo en la pescadería Boix del Mercat Nou, porque es de mi familia y a parte de poder conseguir dinero, consigo echarle una mano a mi madre. Aunque me guste mucho vivir fuera siempre voy a volver a mi tierra. Ya se verá en los próximos veranos si cambio o no de lugar», concluye Estela Boix, pescadera en el Mercat Nou.