Maria Marí, de 82 años, ha dado un pequeño paseo desde el restaurante de su familia, Los Pinos, y se ha cobijado en la sombra de un árbol en el muro de la carretera de es Cubells, en el punto donde la Policía Local de Sant Josep ha cortado el acceso. Se entretiene con los curiosos que se acercan a observar y fotografiar la zona, a los que el agente avisa que no pueden seguir adentrándose en el camino por el riesgo de desprendimientos.

«Nosotros ya le decíamos a Henri Tournet que ese camino se iba a romper, pero él contestaba que también se rompían las carreteras en Madrid», recuerda Maria. Tournet era el empresario francés que empezó a levantar la urbanización a mediados de los 70. Su trayectoria fue tan turbia como el mar enfangado por las riadas de es Cubells. Fue encarcelado en 1979 mientras se le investigaba por corrupción en Francia y, una vez en libertad condicional, volvió a Ibiza y evitó la posterior condena a 15 años de prisión exiliándose en Chile, donde murió en 2008. Tournet aprovechó la II Guerra Mundial para hacer negocios, un periodo en el que también fue encarcelado por fraude, y era íntimo amigo de Jacques Foccart, un político a la sombra de Charles de Gaulle, de quien fue asesor presidencial para asuntos en África y Madagascar. Tournet y Foccart fueron investigados en 1944 por el asesinato del cónsul de Bélgica en Le Havre, que había sido testigo de sus relaciones comerciales con una organización alemana. También fueron acusados de estar detrás del aparente suicidio de Robert Boulin, ministro con Charles de Gaulle, Georges Pompidou y Valéry Giscard d'Estaing tras un escándalo inmobiliario.

Con este currículum, Henri Tournet logró que el Ayuntamiento considerara estos terrenos como urbanos y pudo empezar a construir chalets en unos acantilados donde a ningún payés se le ocurrió levantar una piedra, más allá de las que formaban los muros y fuentes de algún que otro huerto. Maria Marí señala la punta que cierra la cala de es Cubells: «Sólo se podía bajar por caminos de cabras, pero allí se plantaba patata, sandías, viñedos y celebrábamos Sant Cristòfol, hasta que se construyó la casa de Ursula Andress. Ursula nos quería mucho, yo cuidé de su padre, que estaba enfermo. Una vez ella me escribió una carta para que me hiciera cargo de su padre un tiempo, ya que enfermó y ella no podía venir a Ibiza, puesto que su hijo Dimitri era demasiado pequeño y no quería dejarlo a según quién», rememora.

En esa época, Ursula Andress ya empezaba a sufrir los mismos problemas de desprendimientos que ahora se repiten, de manera que optó por llevar a su padre a una casa en Roca Llisa. «Él lloraba porque no quería alejarse de nosotros, incluso ella me ofreció trabajo para cuidarle de manera permanente, pero yo tenía dos hijos y no podía».

La madrugada del 19 de septiembre de 1977 cayeron hasta 200 litros por metro cuadrado y es Cubells sufrió numerosos desprendimientos y deslaves. El chalet de Ursula Andress quedó completamente agrietado y dos de sus coches sepultados por el barro. «Ella ya se olvidó del chalet y fueron a vivir allí unos okupas».

«No se puede luchar contra la naturaleza», recalca Maria al recordar las grandes riadas que ha sufrido la zona, como la que en 1990 también produjo deslaves en ses Boques y obligó a algunos clientes del restaurante a evacuar la playa en barco. También se embarcaron, inicialmente, la mujer y el hijo de un año del propietario, Joan Portmany, «pero al final no hizo falta». «Pudimos irnos a pie». En conversación telefónica, Joan Portmany ayer preguntaba si se sabía cuándo se iba a reabrir el camino, pero el Ayuntamiento acababa de informar de que el vial que da acceso a su restaurante está completamente impracticable.

En cambio, Anique, una vecina francesa que vive a escasos doscientos metros del punto donde la Policía Local corta el paso, observaba con optimismo a mediodía cómo la retroexcavadora está a punto de limpiar el camino de tierra que accede a su casa. El coche no ha podido salir hasta el momento, pero ella tampoco quiere abandonar su casa. «Hay que mirar la vida con optimismo, no nos ha pasado nada, que es lo más importante».