El agua de las calas de poniente de Sant Josep (Cala Vedella, Cala Carbó, Cala Molí y Caló d´en Real) no es apta para el consumo, según advierte la empresa concesionaria del servicio municipal de abastecimiento, Aqualia, debido a su elevada concentración de sal. A causa de la elevada concentración de cloruros, por encima de lo que determina la normativa sanitaria, Aqualia recomienda a los residentes en la zona que no utilicen el agua para beber ni para cocinar. Puede emplearse, en cambio, para otros usos que no supongan su ingestión, informa la empresa.

El aumento de la demanda en esta zona turística del municipio ha provocado la pérdida de la calidad del agua (en invierno el agua es buena, según una portavoz del Consistorio). Como el caudal de abastecimiento procedente de la desaladora de Sant Antoni es insuficiente para atender la demanda durante la temporada turística, Aqualia se ve obligada a aumentar el suministro con agua de otra zona del municipio, cuyo contenido en cloruros excede lo que marca la normativa.

En concreto, el poco caudal que ahora llega a las calas de poniente desde Sant Antoni se mezcla con la aportación del agua procedente del depósito de Cas Orvais, en sa Serra Grossa, cuyo grado de salinidad es altísimo. Este caudal atraviesa el núcleo urbano de Sant Josep hasta alcanzar el depósito de Puig de Mar, desde donde se distribuye por las calas de poniente.

El equipo de gobierno sostiene que «la solución» al problema del la mala calidad del agua que afecta a estas calas pasa por «la puesta en marcha de la desaladora de Santa Eulària», cuyas obras culminaron en 2011, y el anillo de distribución de agua de toda la isla. «Este verano será complicado si no se conecta [a la red] la desaladora de Santa Eulària», apunta la portavoz municipal.

De hecho, el alcalde, Josep Marí Ribas, ya advirtió hace unos meses de que si no se activa la planta de Santa Eulària y se alcanza una producción de 45.000 toneladas diarias (la suma de las tres desaladoras de la isla), «en verano no se cubrirá la demanda», a no ser, agregó, que «todos nos apretemos un poco», en referencia a que se decida un reparto equitativo entre municipios del caudal de las plantas de Vila y Sant Antoni.

Y todo apunta a que este verano va a ser duro, ya que Antoni Garcias, gerente de la empresa pública Abaqua, dependiente de la conselleria balear de Medio Ambiente, aseguró recientemente a este diario que «a finales de julio» estará en marcha el anillo de distribución de agua a toda la isla. «Eso si no surgen problemas, que pueden aparecer en cualquier obras», puntualizó. En principio, se prevé que a mediados de este mes la nueva planta podría empezar a funcionar, aunque sólo suministraría al núcleo urbano de Santa Eulària y Roca Llisa.