A las diez de la mañana del sábado, 29 de abril, las vidas de Daniel Viñals, de 34 años, y de Marcos Martínez Beltrán, de 23, se cruzaron en el kilómetro 17,5 de la carretera de Sant Josep a Sant Antoni. Daniel practicaba el ciclismo junto con otro amigo y compañero de club como hacía muy a menudo en esta misma carretera. Marcos venía borracho y drogado conduciendo a toda velocidad su todoterreno. En una curva, invadió el carril contrario, por el que circulaban los dos ciclistas. Ambos fueron conscientes, según relataba el superviviente, del inevitable y brutal impacto, pero no podían hacer nada.

Como consecuencia de su irresponsable comportamiento, el conductor embistió y mató a Daniel Viñals, mientras que su compañero se libraba por los pelos. Este último recibió el impacto del retrovisor del todoterreno (un Range Rover Evoque). Por la fuerza del choque, salió literalmente volando y cayó en plena calzada. Desconcertado, se incorporó para socorrer a su amigo, que había corrido peor suerte, pues el vehículo había pasado por encima de él.

El conductor del todoterreno, para rematar su lamentable actitud, emprendió la huida, pero chocó contra una pared, por lo que continuó a pie. No obstante, la Guardia Civil consiguió localizarlo rápidamente en su domicilio.

Su hermano, mientras tanto, que se había enterado del accidente, acudió al lugar del fatídico suceso pensando que el herido grave era su hermano. Cuando se acercaba al cuerpo aún tendido sobre el suelo entre grandes muestras de nerviosismo, el otro ciclista le hizo ver la equivocación. «Ha sido tu hermano el que nos ha pasado por encima», le dijo. Entonces, dado que su estado de nerviosismo aumentó aún más, la Guardia Civil desalojó al hermano del lugar de los hechos.

Durante unos momentos, Daniel Viñals recuperó la conciencia. Una anestesista que circulaba por allí y se detuvo a auxiliar a las víctimas, atendió al malherido mientras llegaba la ambulancia. Sin embargo, nada podría hacerse por salvar su vida, dada la gravedad de sus heridas.

La prueba de alcoholemia practicada al conductor por los agentes de la Guardia Civil de Tráfico dio un resultado de 0,95 mg/l, lo cual cuadruplica la tasa permitida. Asimismo, dio positivo en el test de drogas que también se le practicó.

El recuerdo del luctuoso hecho estuvo presente en las competiciones deportivas celebradas ayer, donde la muerte del ciclista y las circunstancias que la rodearon acapararon todas las conversaciones y tiñeron de luto la jornada dominical de ayer