En estos momentos hay 61 perros y más de 30 gatos en el centro de recuperación animal de Sa Coma. Es temporada alta y en breve, cuando los turistas comiencen a escasear y los negocios reduzcan su actividad, será aún peor. Miguel Quiñones, veterinario del centro, explica que en Ibiza hay dos picos de abandono de mascotas: al principio y al final de la temporada turística. «Cuando comienza a trabajar, hay gente que cree que no tendrá tiempo para cuidarlos y cuando acaba hay gente que se marcha de la isla y los abandona», explica el veterinario mientras Gorda, una gata tricolor que se pasea por el despacho como si fuera su casa, no deja de observar a dos gatitos negros, recién nacidos, que alguien dejó el martes frente a la puerta del centro. Los alimentan con biberón y les están buscando una casa de acogida en la que los cuiden hasta que hayan crecido un poco y puedan quedarse en el centro.

En el mes de julio llegó a haber hasta 90 perros en Sa Coma y si este octubre es como el pasado, llegarán 50 animales más al centro. Todos ellos abandonados por sus dueños. Pocos llegan al centro con ellos, explicando por qué se deshacen del animal. La mayoría los deja en la puerta o simplemente los echa de casa y la gente los encuentra en la calle y llama a Sa Coma. «En algunos casos la renuncia es por una cuestión económica, porque no pueden mantenerlos, o por otros motivos que puedes entender, pero la mayoría de las veces se debe a que cogen el perro de cachorro y luego crece, o ladra, o molesta...», detalla Quiñones. La mayoría de las veces los dejan en la puerta, sin preocuparse siquiera de si los descubrirá alguien en poco tiempo. No es la primera vez que descubren animales abandonados a pleno sol que han tenido que llevar urgentemente a una clínica con un golpe de calor o cachorros en una caja bajo la lluvia en pleno invierno.

Por suerte, cada vez la gente está más concienciada y adopta más. En agosto 18 animales han encontrado un hogar y en julio salieron del centro 31, prácticamente uno por día. Los cachorros y los perros de edad muy avanzada salen fácil. «Los pequeños son muy graciosos y los mayores despiertan mucha ternura», comenta Paz Hernández, técnico de medio ambiente del Ayuntamiento de Eivissa. No todos tienen tanta suerte. Algunos llevan años en las jaulas del centro esperando que alguien se los lleve a su casa.

Es el caso de Portos, Junior, Claudia, Dylan o Zeus. Portos y Dylan llevan tres años en Sa Coma. Portos, un enérgico bretón de pelaje marrón, llegó en julio de 2012. Su dueño renunció a él. Necesita una casa con jardín o un terreno en el que poder corretear a gusto. La jaula del centro se le queda muy pequeña y lleva ahí ya demasiado tiempo. Junior, un american staffordshire tiene unos cuatro años y tiene a todos en el centro enamorados de él. Es muy simpático y está siempre dispuesto a jugar, pero tiene mucha fuerza, por lo que necesita a alguien que pueda controlarlo.

Potencialmente peligrosos

Dylan (cruce de bull terrier y american stanford) y Zeus (dogo argentino) son de los difíciles de adoptar. Están considerados perros potencialmente peligrosos y es necesario el permiso de posesión de estos animales para poder llevárselos a casa. Dylan lo está deseando, lleva mucho tiempo en el centro. Zeus aún no está listo para salir de Sa Coma. Todavía lo están reeducando. Es un perro muy grande, muy potente y quieren estar seguros de que no dará problemas. «Es un gran perro, muy cariñoso», afirma el veterinario de las instalaciones municipales.

Muchos de los perros de razas potencialmente peligrosas llegan al centro porque sus dueños no tienen la licencia obligatoria. «Hay quienes quieren al animal y se sacan los permisos para recuperarlo, pero otros simplemente los dejan aquí y se hacen con otro. Les da igual», comenta Hernández.

Claudia también pertenece a un grupo que cuesta que salga del centro: los afectados por leishmaniosis. Tiene alrededor de cinco años y llegó a Sa Coma hace cerca de seis meses. Estaba muy mal. Con úlceras en la piel y con el hígado un poco tocado. Nadie lo diría cuando sale, contenta, de su jaula. «Ha mejorado mucho», afirma el veterinario, que detalla que en estos momentos hay cuatro perros en el centro con esta enfermedad. «Nadie sabría decir cuáles son», presume. «Bien tratados no son transmisores», añade la técnico del Ayuntamiento, que asegura que algunos de los perros que ha adoptado tienen esta enfermedad.

Los gatos no son fuertes

El veterinario explica que no sólo los perros lo pasan mal cuando los abandonan. También los gatos. «La gente cree que no es así, que son independientes y que sobreviven en la calle, pero no es así. Sobre todo si se trata de gatos domésticos, que siempre han estado en casa y a los que abandonan», apunta Quiñones. De hecho, asegura que un gato casero lo pasa incluso peor que un perro cuando lo abandonan.

También les cuesta mucho más adaptarse a un nuevo espacio como el centro de recuperación animal, sienten miedo y luego les cuesta mucho volver a ser sociables con las personas.

Hernández y Quiñones hacen hincapié en la importancia de esterilizar a los animales. Tanto a gatos como a perros. De hecho, todos salen así del centro: esterilizados y con las vacunas. Llevarse un gato cuesta diez euros y los perros 75 si son adultos y 63 si aún son cachorros. Esto sirve, además, para disuadir a los que buscan animales de razas concretas para criar y vender los cachorros y también a los que quieren ejemplares para caza.

Cuando llega alguien dispuesto a adoptar los profesionales de Sa Coma intentan guiarles para que encuentren al animal que más se adapta al espacio y al ritmo del hogar al que se lo van a llevar. Pero no pueden luchar contra los «enamoramientos» que se producen, a veces, cuando ven a alguno de los animales tras las rejas de la jaula. «A veces la gente se fija en lo importante y otros en si les gusta o no», comenta el veterinario.

Quiñones insiste en que cualquiera que acuda a la perrera a buscar una mascota debe ser consciente de que es «una responsabilidad» y de que van a tener que cuidar de ese animal durante años, hasta alrededor de quince si lo adoptan de cachorro. Y deben ser conscientes de que será uno más en la familia, que tendrán que alimentarlo, pasearlo, llevarlo al veterinario cuando lo necesite y educarlo. Es algo que intentan explicar siempre, especialmente en diciembre y enero, cuando se producen más adopciones. El veterinario resalta el importante papel que juegan las redes sociales. Hay veces que los animales tienen dueño antes incluso de pasar por el centro.

El ritmo de un perro adoptado por día se mantiene en Sa Coma. A final de la mañana se acerca al centro Davi Serra, cantante de Projecte Mut, que busca una mascota. «Hace tiempo que queríamos hacerlo», comenta tras dejar sus datos. Se ha enamorado de uno de los animales de las jaulas. De tamaño mediano.