Gregorio García, funcionario del Ayuntamiento de Sant Antoni, compra todos los años lotería a la Asociación Cultural Valenciana a través de su amigo Juan Ferrer, que forma parte de la directiva. Pero esta Navidad ha estado a punto de protagonizar la versión ibicenca del famoso anuncio del Gordo en el que Manolo no le compra a tiempo el décimo a Antonio.

Después de pasar unos días fuera de la isla de vacaciones, regresó el pasado 16 de diciembre y, cuando llamó a Ferrer para pedirle la lotería, le respondió «que ya no le quedaba». «Pero me llamó este jueves pasado y me dijo que finalmente sí tenía y me dejó un número. Este dinero me va fantástico para pagar la matrícula de mi hijo que está estudiando en Barcelona», relataba ayer muy contento este jienense que vive en Sant Antoni desde hace 40 años.

No ha terminado de contar su historia cuando un coche de la policía local de Sant Antoni da unos bocinazos saltándose todo tipo de protocolos porque en él llega un agente de orden premiado y exultante. Es Manolo Diego, que estaba patrullando la ciudad cuando escuchó por la radio que su décimo estaba premiado. «No he dado un frenazo porque conducía mi compañero», decía ayer entre risas.

Así, aunque la Asociación Cultural Valenciana, conocida como Casal Valencià, tiene 70 socios, son muchísimos los vecinos de Sant Antoni que adquieren lotería de este grupo.

Entre los compradores fieles, la suegra de la consellera insular de Movilidad, Pepa Costa, que estaba de compras navideñas cuando la llamaron para decirle que «le había tocado a los valencianos». «Es mi suegra quien compra y reparte entre toda la familia. Y ya le tocaron 100.000 euros del premio en 2010, cuando tocó la Lotería Nacional del sábado», recuerda. Y es que a los 3,6 millones de euros que repartió ayer en Casal Valencià del quinto premio del Gordo hay que sumar otros 12 millones que ganaron con el mismo número, el 91.363, en junio de 2010.

Gracias a este número con estrella, decenas de vecinos de Sant Antoni van a vivir unas Navidades espléndidas. «Pues sí, es algo con lo que no contabas y va muy bien para estas fechas, mira la niña como está de contenta», decía la consellera señalando a su hija María, encantada porque este año no le podrán decir que no a unas súper zapatillas a las que le había echado el ojo. Su padre, Juan Gordillo, se reía y bromeaba con huir con el premio.

Pero si alguien estaba ayer exultante en Sant Antoni era Sandra Borrás, presidenta de la Asociación Cultural desde hace cuatro años, que descorchaba cava, atendía a los medios de comunicación y no paraba de repetir lo contenta que estaba «de haber repartido tanta suerte», incluso en el colegio donde trabaja, el CEIP Vara de Rey, donde todos los maestros, una veintena, llevan algo del quinto premio. Belén Ligero y Ester Tur son dos de las compañeras de Sandra Borrás que se acercaron al casal a celebrar la buena noticia. «Los teléfonos echan humo. Sandra nos ha traído mucha suerte», decía una sonriente Belén.

«En la asociación tenemos dos números, uno de Ibiza, que es el que ha tocado, de la Administración número 2, y otro de Valencia. En algunos casos la gente solo ha querido el de Valencia porque el de Ibiza ya tocó en 2010. ¡Pero ha vuelto a darnos suerte!», explicaba, junto a su madre, Fina, y su hija, Marina. Se da la casualidad de que madre e hija son falleras mayores de Sant Antoni este año.

Todos los miembros de la asociación recordaban ayer, incrédulos, el sorteo especial de junio de 2010 de la Lotería Nacional que dejó 15 millones de euros en Ibiza y12 millones en la peña con el mismo número que ganó ayer. Algunos rememoraron que la propietaria de la admon. número 2, Cristina Molina, lamentaba entonces que el número no hubiese tocado en la lotería de Navidad, porque habría estado mucho más repartido. Su deseo se cumplió ayer. El colectivo de valencianos adquiere a este local cada semana siete series del 91.363 y juega al Gordo de Navidad y al Niño con el mismo número.

Que les haya tocado de nuevo es una locura casi inexplicable que solo podían asimilar tomando cava y bailando ´Paquito el chocolatero´, villancicos y lo que surgiera en la vorágine de alegría.

La gaditana María Bravo, que vive en Sant Antoni desde hace 30 años, estaba más que emocionada. Con su marido muy delicado de salud, para ella este dinero no es un mero pellizquito para gastar en frivolidades. «Ha venido de maravilla», dice mientras se le deslizan dos lágrimas por las mejillas. «Tengo tres hijos y dos nietos y esto es muy importante para celebrar la Navidad», asegura, manteniéndose discreta y huyendo de las cámaras.

Más lanzada es Leonor Quiroga Varela, de 81 años, nacida en A Coruña, criada en Uruguay y residente en Sant Antoni desde hace 47 años, que lleva dos décimos del 91.363. «Esta mañana la vecina me llamó a la puerta llorando y gritando: ¡qué nos ha tocado! ¡que nos ha tocado la lotería! Me puse tan nerviosa que ni pude desayunar ni nada», describe la premiada, a la que todos conocen como Leo. Ella es socia del Casal Valencià y va «a todos los actos, a todas las fiestas, son gente muy cariñosa», dice.

La madre de la presidenta de la asociación, Fina Bueno, que también fue presidenta del grupo durante 15 años, se enteró en el trabajo, donde tenían puesto el sorteo en directo. «En cuanto escuché el número lo reconocí», dice y asegura que le ha dado suerte ponerse un pantalón vaquero de su hija Sandra. «Lo vi esta mañana y me dije: venga, póntelo que te dará suerte», dice. Y así fue. Ella resultó agraciada también con el premio en 2010, aunque en aquella ocasión no lo pudo celebrar porque la habían operado de una pierna. Con aquel dinero pudo comprar un piso en Valencia. Y ayer, con la pierna en forma, daba saltos de alegría.

Todos eran muy conscientes en el Casal Valencià de que la Agencia Tributaria se va a quedar con un pico y concluían que les quedan 5.300 euros por décimo. «El fisco no se lleva nada por los primeros 2.500 así que calculamos que el 20% será sobre los 3.500 restantes. ¡Bueno, menos mal!», comentaba ayer un vecino, calculadora en mano.

Eso sí, nadie enseñaba los décimos. Todos a buen recaudo en casa, a la espera de llevarlos al banco donde seguro que hoy ya hay colas para cobrarlos.

Para acabar una mañana frenética, Joaquín (Ximo) Candel, vicepresidente de la Asociación, encendió una mascletà que se sumó a los claxones de los coches que pasaban por delante de la peña y les felicitaban por su fortuna. Candel asegura que la mayoría de los compradores llevan uno o dos décimos, aunque algún suertudo suma ocho.

A muchos valencianos de pro como Nuria Moreno, miembro de la directiva de la asociación, la noticia les ha pillado ya fuera de Ibiza, comenzando sus vacaciones en familia. «Estoy muy contenta porque he repartido un décimo a cada hermano y a cada cuñado. Pero sobre todo estoy contenta por Sant Antoni. Está muy repartido y eso es una alegría», concluía Moreno, para anunciar que este año las fallas serán «por todo lo alto».