El pueblo de Sant Jordi vivió ayer su fiesta grande en compañía de un sol primaveral que contribuyó a una convocatoria multitudinaria de público. La celebración del Día del Libro, declarado internacionalmente por la Unesco para promover la lectura entre la población, presidió también la jornada festiva del pueblo de ses Salines. Libros y rosas (el otro símbolo de la Diada de Sant Jordi) tuvieron un protagonismo especial entre vecinos y asistentes.

Como todos los años desde 2009, la biblioteca municipal Vicent Serra i Orvay celebró la fiesta de Sant Jordi con una parada de libros gratuitos, desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde. El público podía escoger entre los títulos ofrecidos y llevárselos gratuitamente, con un máximo de tres volúmenes por persona.

«Ponemos a disposición gratuita de la gente los libros viejos que tenemos repetidos o los que nos dona la gente», señala la bibliotecaria Ana Ribas, quien añade que este año ha habido más donaciones que nunca, por lo que se pudieron regalar más de quinientos títulos. La biblioteca celebró por la tarde un taller infantil de confección de puntos de libro y la entrega de premios del tercer concurso sobre esta especialidad.

La parada de la biblioteca fue uno de los puntos más concurridos del centro de Sant Jordi, aunque no el único desde el que se distribuían libros y rosas, ya que hubo también varios puestos de libreros, que ayer ofrecían precios rebajados, entre los puestos de feria de la plaza del pueblo, donde estaba presente asimismo la artesanía y algunas asociaciones solidarias distribuían material informativo sobre su actividad.

Como todos los años, hubo el desfile de carros típicos, aunque en esta ocasión precedió al oficio solemne en la iglesia parroquial, una misa solemne presidida por el obispo Vicente Juan y con la participación de siete sacerdotes.

La Agrupación de Gaitas y Baile Tradicional de Cuntis, Pontevedra, participó en la procesión y bailó después en la plaza, junto a la colla local, que la invitó en un intercambio cultural. Por la noche se esperaba una verbena musical, con una pantalla gigante en la plaza para seguir el partido de la Liga de Campeones, entre el Bayern y el Barça.