A pesar del horror que ha llegado a retratar a través de su cámara en la oscuridad de la guerra, desde que en 1970 la vieja Nikon de su fallecido hermano Eric fotografiase a los rebeldes tubus disparando con sus Kaláshnikov a los helicópteros franceses en el Chad, la imagen preferida de las que ha realizado Christine Spengler evoca la esperanza. Para ver la hermosa fotografía, que retrata a un niño con el pie herido –pero en pie–, junto a la bandera del Sáhara Occidental, quienes lo deseen podrán acercarse a partir de hoy a las 20 horas y hasta el próximo 29 de agosto al Centro Cultural s´Alamera, donde se expone ´Christine Spengler: una dona a la guerra (1970-2003)´, una retrospectiva de su obra como reportera gráfica en conflictos armados.

En la exposición, que se presentó por última vez en Moscú y que ayer anunciaron el conseller de Política Cultural, Marià Torres, y Vicent Prats, director de zona de Ibiza de la Caja de Ahorros del Mediterráneo –entidad colaboradora–, se incluyen 37 fotografías de gran tamaño en blanco y negro. Precisamente la reportera expone su otra vertiente creativa, llena de luz y color, en el Club Diario de Ibiza hasta el día 12 de agosto. En S´Alamera no habrá solo imágenes ya que la fotógrafa quiere compartir algunas de las reliquias que conserva de sus viajes y su vida, como la cámara Nikon con la que viajó a Vietnam en 1973, pesada y desvencijada, o el burka que utilizaba en sus viajes a países como Irán. Los rostros de las fotografías de Spengler no tendrán por qué sentirse solos, ya que la reportera ha preparado altares de flores rojas y blancas para homenajear a los protagonistas de sus diapositivas. Para explicar el motivo de los colores de las flores se remonta a una fotografía realizada en una manifestación en 1979, durante el primer aniversario de la mujer islámica en Teherán (Irán), en la que una niña con los ojos clavados en la cámara de Spengler sujeta unos gladiolos: «Rojo, por la sangre de los mártires, y blanco, porque es el color de la paz».

Confiesa que su condición de mujer le ha facilitado el trabajo en algunas ocasiones, «por la osmosis que tengo con mujeres y niños», y se enorgullece de no haber robado nunca una foto: «Todos los personajes, sus ojos, prueban que nunca he robado una foto, lo que significa que nunca les he robado su alma».

Sus fotografías, que han llegado a las páginas de The New York Times, la revista Paris-Match, el periódico español El Mundo o la agencia Associated Press, entre otros medios de primera línea internacional, destacan en muchas ocasiones los escasos haces de luz de la terrible guerra. En esta ocasión, S´Alamera acoge las imágenes más emblemáticas de la fotógrafa e históricas por lo que recogen en un sencillo papel: el Vietnam del 73, Irlanda del Norte, Camboya, Sáhara Occidental, Nicaragua, Líbano, Irán o Afganistán son algunos de los países que ha recorrido esta mujer que al hablar escribe versos y al fotografiar guarda bajo llave lo más indescriptible de la realidad.

Christine Spengler, que tiene casa en Cala Gració y es Residente Ilustre de Sant Antoni, se ha comprometido a estar presente todas las tardes de 20 a 21.30 horas para firmar sus libros y realizar visitas guiadas, sin duda una oportunidad de oro para conocer la obra de una mujer única.