Una ley que pretende aprobar el Gobierno central puede propiciar que algunos faros que cuentan con las antiguas viviendas de farero, actualmente desocupadas, puedan reconvertirse para albergar negocios privados de hostelería, como pequeños hoteles, bares o restaurantes. Estas explotaciones deberán emplazarse en inmuebles que han dejado de ser funcionales y en ningún caso podrán interferir la actividad del faro. En las Pitiüuses existen siete faros que cumplirían los requisitos para albergar negocios.

Gracias a esta legislación, que el PSOE ha promovido a través de una enmienda a la Ley de Puertos que se debatirá en el Congreso de los Diputafos, se podría ver por ejemplo, cómo las viviendas del faro de es Botafoc se convierten en un hotel, o el almacén del faro del dique del puerto pasa a ser un bar, con mesas en toda la explanada, llenas de clientes que sentados tranquilamente observanla entrada y salida de embarcaciones.

El proyecto legislativo, que podría obtener el consenso de los principales partidos, pretende salvar del abandono en el que se encuentran los inmuebles anexos a los faros, especialmente aquellos que en su día sirvieron de vivienda a los fareros, pero que con la introducción de nuevas tecnologías en la señalización marítima han ido quedando desocupados. Los legisladores prevén que la iniciativa privada puede ser una solución para la reforma y el mantenimiento de este importante patrimonio arquitectónico, amenazado por la ruina y el abandono, a la vez que una fuente de ingresos para el Estado.

Los edificios de los faros y demás señales luminosas instaladas en el litoral para ayudar a la navegación marítima son propiedad de la Autoridad Portuaria, dependiente a su vez del Ministerio de Fomento. La Ley de Puertos de 2003 que ha estado vigente hasta ahora ya preveía que los faros se puedan convertir en instalaciones culturales o bien hoteles o restaurantes, con el fin de sufragar su conservación. Pero esta posibilidad ha tenido un éxito escaso.

Tramitación complicada

Con la ley actualmente en vigor, los permisos para ejercer un uso privado de estos bienes de dominio público debe expedirlos directamente el Consejo de Ministros. Esto supone una importante restricción, de forma que en siete años no se ha concedido el uso de hotel a ninguno de los faros del litoral español, donde sólo 45 han pasado a tener algún servicio público, entre ellos, seis restaurantes, señala un portavoz de la Autoridad Portuaria.

Las mismas fuentes afirman que enmienda que ahora se discute prevé una agilización de esos trámites, de forma que la licencia pueda expedirla directamente el Ministerio de Fomento, además de establecer otras medidas para la agilización de los trámites. No obstante, aclaran que cada inmueble tiene una ubicación determinada, y que, además de la Ley de Puertos, está regido por otros ordenamientos, como los planes insulares o municipales y que en cada caso, debería hacerse un estudio individual. Asimismo, la Autoridad Portuaria precisa que hasta la fecha no se ha producido ninguna solicitud concreta para ningún faro, no sólo de Ibiza y Formentera, sino de todas las Balears.

La iniciativa de permitir el uso hostelero en estos edificios con el fin de preservarlos está bien visto por diferentes autoridades, como el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, Carraca. «Todo lo que sea poner en valor nuestro patrimonio es una buena iniciativa, y los faros son unas piezas importantes del patrimonio, que además, han jugado un papel importante en la conformación de nuestra cultura», señala.

El alcalde añade que la gente mayor de sa Cala recuerda que cuando el faro de sa Punta Grossa estaba operativo, antes de que se construyese la escuela pública de la localidad, eran los propios fareros los que se encargaban de instruir a los niños y enseñarles a leer y escribir. De hecho, el edificio ha estado tan ligado a la enseñanza en esta población, que, ya inutilizado, sus puertas se usaron para la construcción del colegio de sa Cala, según publicó el investigador Pere Vilàs Gil en su libro ´Senyals lluminosos de les Pitiüses´ (1992).

Las posibilidades de Tagomago

Ahora Vilàs está también entusiasmado con la idea que los viejos edificios que han cobijado esos faros históricos se puedan preservar en su totalidad gracias a su posible explotación a través otros usos, aunque sea con la industria de la hostelería. No obstante, muestra sus preferencias con su uso cultural, como su adaptación como centros de colonias donde puedan pernoctar grupos de estudiosos del medio ambiente.

En este sentido, ve una gran posibilidad en el faro del islote de Tagomago, en la costa norte de Santa Eulària, dotado con dos viviendas y una cisterna. No tiene electricidad, pero podría funcionar a base de paneles fotovoltaicos. «Se podría usar para albergar a grupos de gente joven para estudiar la naturaleza. Allí hay colonias de halcones y también diferentes variedades autóctonas, tanto de flora como de fauna», comenta el experto, que en este caso, el único problema que observa es que el territorio del islote es área natural de especial interés (ANEI), entre otras figuras de protección.

Para el faro de sa Conillera, al sur de la bahía de Portmany, Pere Vilàs intuye las mismas posibilidades que en Tagomago, con la ventaja de que desplazarse hasta allí es más fácil. En este caso, el edificio ofrece una peculiaridad y es que es de planta circular. Una carretera asfaltada une el faro con el muelle en el que atracan los barcos, procedentes habitualmente de Sant Antoni.

Uno de los faros de las Pitiusas que ofrece mayores posibilidades, tanto por su volumen de construcción complementaria como por su buen estado de conservación, es el de es Botafoc, que sirve aún de vivienda a dos técnicos de señales marítimas. Pere Vilàs considera que el inmueble sería ideal para instalar un pequeño hotel de lujo.

El faro situado al final del dique de abrigo del puerto de Ibiza no dispone de mucha superficie construida que sea hábil, aunque cuenta con una dependencia que sirve de almacén para la Autoridad Portuaria, que según Vilàs, podría utilizarse, por ejemplo, para montar un bar.

El entorno natural de Els Freus

Otros dos faros que ofrecen posibilidades de aprovechamiento hostelero, o también como albergues o casas de colonias, son los de los islotes de es Penjats y de es Porcs o s´Illa d´en Pou, en es Freus, especialmente este último, por la riqueza natural del entorno. Además, las viviendas y la torre están separadas y comunicadas por un pasadizo subterráneo previsto para días de tormenta.

El faro que más posibilidades de aprovechamiento tiene es el de la Mola, en Formentera, puesto que está en perfecto estado y, además, es el más accesible, ya que la carretera llega hasta el mismo edificio. Los demás faros o balizas de las Pitiusas no disponen de instalaciones complementarias que puedan ser utilizadas.