Opinión | Tribuna

Urnas de transición

Pedro Sánchez seguirá en Moncloa y Alberto Núñez Feijóo en Génova. Este es el resumen de lo sucedido este domingo en las elecciones europeas, que no han conseguido alterar el mapa político español… a la espera del desenlace de la investidura en Cataluña, que sí podría tener un impacto en el devenir de la legislatura en España.

El PP es el claro vencedor de los quintos comicios que se celebran en España en apenas un año y es la tercera vez, tras las generales de julio pasado y las gallegas de febrero, en que lo consigue. La victoria es mucho más clara de lo que el reparto de escaños, apenas dos por encima del PSOE, refleja: cuatro puntos más que los socialistas y unos 700.000 votos, prácticamente el doble de la distancia obtenida el 23J.

Núñez Feijóo había modulado sus expectativas en los últimos días, intentando dejar atrás los aires de plebiscito a Sánchez con los que planteó inicialmente estas elecciones: cebar las expectativas suele ser un mal negocio. Al final, su clara victoria no conseguirá por sí misma inaugurar un cambio de ciclo político en España, ya que el PSOE ha mostrado su fortaleza y Pedro Sánchez se ha mantenido por encima del 30% del voto, pero frena cualquier intento de moverle la silla en los próximos dos años, yermos de llamadas a las urnas.

Feijóo ha conseguido activar al PP, convertirlo en la primera fuerza política en los tres comicios nacionales celebrados en este maratón electoral del último año y desechar todas las dudas que pudiera haber sobre su figura, pero el asalto definitivo a la Moncloa tendrá que esperar por la resistencia del PSOE.

Esa es otra de las noticias de la noche del domingo. Pedro Sánchez se sobrepone a la aprobación de la polémica ley de amnistía o a los ecos de los casos de corrupción que han salpicado a su Gobierno para obtener un excelente resultado que le garantiza seguir en Moncloa. El PSOE vuelve a demostrar que tiene un suelo electoral muy robusto, especialmente en Cataluña, Navarra y el País Vasco, y que Sánchez es un candidato difícil de batir.

La legislatura podrá tambalearse por lo que suceda en Cataluña, donde este lunes se constituyó el Parlament surgido del 12M, pero no por los resultados del domingo.

Poco cambia en la situación de Sánchez y Feijóo tras la noche electoral, efectivamente, pero a ambos se les han encendido luces de alarma. La descomposición del espacio ideológico a la izquierda del PSOE sigue con paso firme y Sumar y Podemos no pudieron reeditar por separado los seis euroescaños obtenidos hace cinco años. Una parte significativa de esos votos van a parar a los socialistas, pero la atomización hace también que otra parte igualmente relevante acabe convertida en restos infértiles cuando Sánchez necesita hasta el último de los sufragios.

Igualmente, el PP ha absorbido totalmente a Ciudadanos, pero a su derecha Vox vuelve a mostrar una gran fortaleza. Es cierto que su mejora electoral está lejos de los excelentes resultados que sus formaciones hermanas han obtenido en otros lugares de Europa, como Francia, Alemania o Italia, pero España también ha girado a la derecha como el resto del continente. Este es el dato relevante para los años venideros.

Así las cosas, el futuro del Gobierno vuelve a estar al albur de lo que suceda en Cataluña, principal foco de inestabilidad del Ejecutivo por la volatilidad de los apoyos de Junts y ERC, y de las decisiones que tome Sumar, cuyo acercamiento al PSOE le está dejando en los huesos electorales. Pero todo esto ya era así antes de ir a votar este 9J.

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