Opinión | Para empezar

Fury on the streets

«Oye, que sales en la prensa internacional», me escribió el pasado sábado una amiga, y adjuntó el mensaje con una captura de pantalla del Daily Mail. La foto en cuestión era de la concentración del pasado viernes convocada por Prou! frente a la sede del Consell y, en efecto, se me reconocía entre otras docenas de caras de los participantes en la protesta. Pero lo que me llamó la atención fue el rimbombante titular del periódico británico: ‘Fury on the streets of Ibiza as 1.000 protesters march against mass tourism’. ‘Furia en las calles de Ibiza’. Cómo te quedas. A ver, que estuve allí y ya debo advertirles que mucha furia no vi. Hubo cánticos, consignas, se leyó un manifiesto que nadie escuchó porque la megafonía no funcionaba, y estuvimos un rato por allá expresando de manera civilizada nuestra disconformidad por cómo se está gestionando el turismo de masas. O sea, que furia, muy poquita. Debo decir, en descargo de la redactora del Daily Mail, que me he leído el artículo entero y su contenido se ajusta más o menos a la realidad, y que lo único que patina es ese titular que se explica por esa esclavitud que sufrimos los periodistas, que es la de llamar la atención a toda costa entre un mar de noticias, lo que te obliga a redactar titulares de impacto que agarren de la solapa al lector aunque (ejem) eso implique, en muchas ocasiones, exagerar o patinar escandalosamente, como es el caso.

Si el periodismo en España ha caído hasta unos niveles bajos de credibilidad, no debemos olvidar que fuera de nuestras fronteras el panorama es igualmente cochambroso. Hace poco le pregunté al embajador británico por unas informaciones aparecidas en The Sun y el Daily Mail sobre supuestos turistas británicos indignados porque el decreto de turismo responsable ya no les permite agarrarse tremendas cogorzas en la vía pública, y el hombre me hizo una mueca como diciendo, «ni caso». Y porque el hombre fue diplomático -de hecho, ser diplomático es su oficio- que si no, me hubiera contestado: «Ya sabes, las mierdas que escriben los periodistas».

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