Opinión | Desde la Mola

Cosas domésticas

El Madrid capitalino se debate entre romper o no las relaciones diplomáticas con Argentina preguntándose qué fue primero, el huevo (Puente, ministro de Transportes) o la gallina (Milei en el mitin de Abascal). El mundo mira de reojo o de frente el futuro político de Irán tras la muerte de su presidente (las malas lenguas no paran de insinuar manos extrañas a las condiciones meteorológicas). Vamos, más de lo mismo en un entorno pre-electoral como el que vivimos donde se disputan la primacía entre derecha e izquierda con el relleno de una extrema derecha emergente en la Europa influida por el viejo imperio austrohúngaro. Mientras eso sucede en las páginas de los medios “nacionales” o las teles y las radios de cierta influencia (cada vez menos), aquí, en provincias, nuestras cuestiones de mayor trascendencia (las de verdad) se trasladan al día a día. Primero, que no llueve, motivo de preocupación; luego, cómo va la temporada, estos días de la segunda quincena de mayo hay cierta relajación, me contaban anoche. El personal, que no acaba de completarse por falta de vivienda, mal endémico y de imposible solución a corto plazo. Nuestro equipo, el de fútbol, ha descendido y empieza el debate entre si debemos afrontar un proyecto para ascender o seguir en una categoría inferior a la que nos merecemos. Permítanme, como residente, aficionado y socio sin deudas con el club, que diga la mía. Este año, pese al descenso, hemos disfrutado de un equipo con fútbol creativo (bajitos, sí, pero como hay muchos. No todos pueden ser metro ochenta y cuatro y ojos azules). Hemos sustituido el patadón y Gorri apáñatelas como puedas, por un fútbol imaginativo, donde los peloteros imponían su criterio (mérito de jugadores y especialmente cuerpo técnico). Con “cuatro goles” más, ahora estaríamos hablando de continuidad, de temporada exitosa y etc. Es la oportunidad de afrontar un proyecto que confíe en aquellos que vienen de fuera y aportan experiencia y calidad (atento al dato, presidente) y en los nuestros (el B, juveniles y cantera) que necesitan confianza para implementar un equipo ganador. La directiva (rigurosa, eficaz y entregada) deberá decidir cuál es el camino adecuado… pero el aficionado debe definirse en las tertulias de amigos, en los bares, en las asambleas, por cualquier vía posible, incluso parando al “presi” en la calle y dándole su opinión (seguro que sabrá valorar la aportación). Lo nuestro no es pagar y callar (de eso ya se encarga la Agencia Tributaria) sino pagar y opinar. Seguimos sin hablar de córdobas y quioscos… éxito seguro.

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