Opinión | Tribuna

Comprar y vender tiempo en política

Personas que se levantan cada mañana y cumplen porque saben que es su deber, que comparten, que ayudan, que creen que cada pequeña acción tiene su resultado

Si quieren entender lo que va a pasar en las próximas semanas en Cataluña les recomiendo que lean atentamente la letra de la canción ‘Con el viento’ de Estopa. Por mucho que algunos despachos de Madrid animen a Carles Pugdemont a ejercer de caballo de Troya del sanchismo, la realidad es que el bien más preciado en las negociaciones para la investidura del futuro presidente de la Generalitat no es el poder sino el tiempo. Ni Junts ni Esquerra van a investir a Salvador Illa a cambio de X consejerías. Lo que ambas formaciones necesitan es tiempo, en un caso para hacer efectiva la amnistía y en el otro para hacer lo mismo y, además, recuperar las riendas del partido.

Carles Puigdemont ha conseguido solo uno de sus tres objetivos en estas elecciones. Ha superado a Esquerra, pero ni ha revalidado la mayoría absoluta independentista ni ha superado al PSC. La magia esta vez no ha funcionado como en el 2017. Y ahora hay que deglutir esa realidad. Se necesita tiempo y amenazar a Sánchez es una manera de ganarlo y, de paso, rematar a los republicanos haciendo ver que tienen en sus manos la llave del gobierno. Pero en el fondo, a Junts no le interesa ni hacer caer al sanchismo antes de hacer efectiva la amnistía ni un adelanto electoral en el que volver a jugársela. El acceso de Illa a la presidencia les da satisfacción a ambas necesidades. La cuestión es que el socialista encuentre el cómo.

Algo parecido le ocurre a Esquerra. Tras el anuncio de la retirada de Pere Aragonès, Esquerra no tendría un candidato o candidata clara disponible si se vuelve de manera inmediata a las urnas. Marta Rovira está en Suiza envuelta en el sumario del tsunami y Oriol Junqueras, que quiere recuperar las riendas electorales del partido, necesita aún más tiempo que Puigdemont para disfrutar de los beneficios de la amnistía y poder presentarse a las elecciones como cabeza de cartel, cosa que no hace desde el año 2012. Y tiene ganas. De nuevo, Illa tiene el reto de encontrar la manera de dar a Junqueras ese tiempo que reclama.

Alentar el espantajo de que Puigdemont hará caer a Sánchez si Illa no le hace presidente puede ser un divertimento, pero hay que recordar que la vez que Artur Mas quiso hacer lo mismo con Zapatero, el presidente de la Generalitat fue José Montilla. Así que esto va a ir en las próximas semanas de comprar y vender tiempo, pero la subasta definitiva no empezará hasta el día siguiente de las elecciones europeas cuando se constituya la mesa del Parlament. Así que hasta entonces, tiempo libre.

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