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Esclavismo es el nombre

La especie humana había tenido una gran ventaja sobre las otras al llevar incorporada sobre los hombros una pantalla, con su propio disco duro y su memoria, capaz de pensar, representarse cosas o imaginar, dándole el plus de su individualismo sobre el gregarismo de otras. Lo cuento en tiempo pasado porque el nuevo hombre ha externalizado ese servicio a unas pantallas de contenidos comunes, dejando de pensar e imaginar por sí mismo, lo que a medio plazo condena a la atrofia a su pantalla interna. A esa entrega al programa común del disco duro externo nadie lo llama todavía comunismo mental, ni tampoco llaman por su nombre a sus efectos sobre mente y cuerpo de los nuevos humanos, que viven ya encadenados a las pantallas y contenidos de consumo. A esa esclavitud se han entregado sin mover un dedo, salvo los de los teclados. El individualismo acabará siendo, está siendo ya, cosa del pasado.

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