Opinión | Para empezar

Cuando Ibiza se instala en tu casa

Hace unos días, el fondo de inversión mallorquín AB Capital anunció el proyecto de una macrourbanización en la costa cántabra con el objetivo, aseguró, de convertir esta zona en «la Ibiza del Norte». En declaraciones al Diario Montañés admitían, en un rapto de sinceridad, que el «mercado en Baleares está saturado» y que buscaban nuevas aventuras en tierras del norte, seguramente más propicias gracias al cambio climático. Resulta curioso que los mismos tipos que aquí aseguran que en Balears siempre cabe más gente y que nuestra capacidad de aceptar turistas es infinita, cuando creen que nadie les escucha admiten sin problemas que estamos saturados. Un cinismo que no me sorprende en absoluto. En las reacciones a esta noticia me ha resultado tan chocante como divertido leer cosas como que «convertir Cantabria en Ibiza quiere decir convertirla en el infierno». Ya ven, somos el infierno. ¿No se supone vivíamos en el paraíso? ¿No se cansan de repetirnos de que somos un modelo de éxito? A todo el mundo le encanta estar en Ibiza unos días de vacaciones. Venir una semana y marcharse, eso está genial. Otra cosa es que Ibiza se instale en tu casa -y no me refiero a Ibiza, la isla, sino a Ibiza, ese constructo mercantil-. Y cuando Ibiza se instala en tu casa, entonces empiezan los problemas. Y muy gordos.

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