Opinión | Desde la Mola

Dios mío…

La continuación de este titular pónganlo ustedes con lo que quieran que saquen de la Wikipedia sobre situaciones de desastre doméstico. Si ven a Christian Clavier paseando por Formentera (lo que es habitual) les vendrá a la cabeza la saga de ¿dios mío, qué hemos hecho para merecer esto?, si observan el un cúmulo de desgracias se preguntarán en portugués ¿qué mais vai acontecer? Porque reconoces que ya nada puede ser peor. Pues sí… existe esa posibilidad, y aquí y ahora se da en Formentera. Uno se pregunta por los misterios irresolutos de la humanidad, cuatro que yo sepa, tres que saben conocidos… no los vamos a enunciar por no herir susceptibilidades y ser irrespetuosos con los que profesan la fe en ellos. A estos cuatro añadiremos un quinto: ¿Cómo resolvemos lo de Córdoba (sin califas) y Sa Unió? Les aseguro que por más que reflexiono, por más que consulto a próceres locales, incluso a politólogos de otros lares con tesis doctorales en comportamientos humanos de políticos con mando en plaza… lean aquello de ‘al que se sube a un coche oficial no lo bajas ni con aceite hirviendo’, consulto la Espasa, ya en desuso por la gracia de internet… Pese a ese esfuerzo de memoria, individual y colectiva… no encuentro respuesta a lo acontecido en el seno del Consell.

Dicen que la cuadratura del círculo (misterio tercero) la resolverá la reencarnación de algún lama del Tíbet ocupado… póngannos en la lista de espera para que estudie nuestro caso.

Miércoles Santo, empiezan las vacaciones escolares, la temporada está lanzada. Más reservas que nunca dicen los mentideros. Nuevas aperturas, cambios de titular en algunas de ellas, tiendas que anuncian la buena nueva de ‘ha nacido la temporada’ sin que estemos ante el portal de Belén (hoy cerrado por Netanyahu). Se oye hablar en catalán de Barcelona por las calles, sin que esto sea la Cerdanya o Baqueira (hay nieve en las montañas). Asoman algunos fijos (con casa en Porto Saler). Suenan los acordes de la procesión de las ‘manolas’… La pregunta ¿dónde comemos o cenamos? no genera silencios sospechosos de vacío. Ya tiene las respuestas adecuadas a los tiempos… enfrente la pizzería y el bullicio de los niños dando la matraca a la espera del ‘pan salvador a la margarita’. Y mientras esta normalidad se instala, también se instala la anormalidad administrativa. ‘Ahorita mismo’ ni se sabe si habrá quioscos o no este verano. Los anteriores ansiosos por saber qué, los del concurso de hace ya (ni me acuerdo) con las escopetas ‘legales’ cargadas para ir al juzgado de guardia. Bogart, ¿sólo nos queda París?